Capítulo 44: Recuerdos

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NARRA SOPHIA

Mátalos.... Asesina....

Tapé mis oídos queriendo dejar de escuchar aquellas frías voces que me empezaban a volver loca.

Sentí la sombra de alguien ceñirse sobre mí y elevé la mirada para encontrármela.

Inadu: Dame desesperación....

Sophia: No... no déjame...

Inadu: Muéstramela....

Cerré los ojos con fuerza y me agarré la cabeza porque el dolor empezaba a ser insoportable.

Sophia: Déjame....

Pedí esperando a que empezase a romperme los huesos.

Lucas: Soph, despierta.

Abrí los ojos de golpe y respiré hondo al sentir un nudo en mi garganta. Mi cuerpo estaba totalmente tenso y sentía el acelerado latir de mi corazón.

Tardé unos segundos en darme cuenta de dónde me encontraba y con quién.

Me incorporé de golpe, realmente confusa y miré con cierta sorpresa a Lucas que pareció entender lo que pasaba por mi mente, pero aún así pareció esperar a que yo dijese algo.

Sophia: ¿Qué...? – miro alrededor y vi mi vestido bien puesto en la silla del escritorio y después me miré y vi que tenía puesta una larga camiseta que me llegaba a mitad de los muslos.

Joder, ¿qué coño hice anoche?

Lucas: No hicimos nada.

Sophia: ¿Qué pasó anoche? – me atreví a preguntar y no logré descifrar su expresión.

Lucas: ¿No recuerdas absolutamente nada?

Cerré los ojos un momento, intentando buscar en mi mente algún recuerdo de ayer en la noche.

La imagen de la discoteca apareció en mi mente, recuerdo bailar con las mellizas y más tarde con un chico que no conocía, también recuerdo que me bebía las copas de vodka como si fuesen agua y que a partir de la segunda botella empecé a perder toda racionalidad.

Pero a partir de ahí, no hay nada.

Sophia: Lo último que sé es que estaba bailando con un chico y después todo está borroso.

Asiente levemente y una pequeña mueca aparece en su semblante, pero la borra rápido.

Lucas: Sí, bailaste con un chico – confirma – Hasta que esté empezó a ser pesado, me acerqué a hablar contigo y como tu dijiste estabas en la nube de la felicidad. – explica – Te traje a casa, algo que costó lo suyo porque, aunque te costase estar en pie insistías en querer volver a la fiesta.

Sophia: ¿Hice alguna locura?

Lucas: Casi. – admite – Querías cargarte las puertas y entrar en las tiendas porque según tú a esa hora no había nadie que te desesperase y no tendrías que hacer cola para pagar.

Bueno, eso es verdad.

Lucas: Después te ayudé a llegar a la habitación. Sé que odias dormir con la ropa de la fiesta puesta, así que, te ayudé a quitarte el vestido y a ponerte la camiseta. Te prometo que fueron segundos y no pasó nada.

La verdad es que me lo creí, sobre todo porque sus ojos estaban llenos de sinceridad, al igual que el tono en su voz, y sé que Lucas jamás se aprovecharía de mí ni de ninguna otra chica.

La Hija de ElijahWhere stories live. Discover now