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𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 48

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"Siempre has codiciado lo que es mío".

Además, era extraño que Adele estuviera a solas con el emperador la última vez. ¿Por qué mi esposa estaba con él cuando la invitaron a la fiesta del té de la princesa? Él debe haberla seducido.

“¿Por qué codiciaría algo que es tuyo? No me falta nada”. Los pensamientos del emperador se desviaron.

Rayence tuvo que fortalecer su trono como príncipe heredero desde una edad temprana, y Noah en aquel entonces era como una espina clavada en su costado.

Recordó que esos nobles, que sólo tenían que mirarlo y apoyarlo como príncipe heredero, ya habían respetado a Noé y lo habían seguido. Esto se debió al emperador anterior que persuadió a los nobles para que lo apoyaran con su lengua simplista.

A Noah no le importaba, de hecho, estaba disgustado por eso. Por eso muchas veces no aparecía en citaciones ni en asuntos oficiales.

Por lo tanto, no era propio de él casarse simplemente porque la ley así lo dicta.

Pensando en este punto, el emperador habló: “Estoy pensando en abolir la ley que obliga al cuñado a casarse con su cuñada recién enviudada.

"El emperador parece tener mucho tiempo libre jugando con asuntos tan insignificantes". Noah expresó en un tono teñido de sarcasmo.

“Las mujeres están pasando por momentos difíciles debido a esta ley problemática. Es mi deber garantizar el bienestar de mis ciudadanos”.

Los ojos antes relajados de Noah se entrecerraron con ira. En un instante, la atmósfera se volvió fría. Respondió el emperador, tocándose la barbilla con las yemas de los dedos.

“Hm, ¿qué tal si el estado otorga una compensación a las mujeres con maridos fallecidos? ¿Serían suficientes sesenta mil?

Noah apretó la mandíbula.

"No habría necesidad de que las mujeres se volvieran a casar involuntariamente, y no habría necesidad de que estuvieran vinculadas con alguien que no necesariamente quieren".

El emperador sonrió:

"¿No sería maravilloso?"

La irritante voz de la princesa intervino: "No sé si Charlie aprobaría esto".

El emperador arqueó las cejas. El Conde Charlie era el cabeza de familia que gobernaba la ley. También fue un firme partidario de la familia Maktus, que surgió de generación en generación.

El silencio invadió el local.

Noah miró a la princesa y luego caminó bruscamente hacia la puerta. Escuchar las palabras del emperador lo hizo detenerse en seco nuevamente.

“Hágale saber a su esposa mi más sincero agradecimiento. Sus maravillosas sugerencias hicieron que mi jardín fuera aún más hermoso”.

Noah giró la cabeza, irradiando brutalmente la intención asesina mientras miraba al emperador.

Rayence lo provocó aún más: "Hemos decidido encontrarnos de nuevo en ese lugar".

“Se lo diré a mi esposa si alguna vez lo recuerdo. Sin embargo”, sonrió, “es posible que no pueda visitar el castillo durante bastante tiempo”.

Fue una declaración que mostró claramente de quién era la esposa Adele. Noé salió por la puerta de entrada. Después de eso, justo cuando la serenidad invadió el jardín, la princesa se apresuró a acercarse al emperador.

"¡Hermano! ¿Lo dejarás en paz?

"Janice."

"¡Por favor, hazle algo!"

"Janice." El emperador la agarró por el hombro con una mirada indiferente en su rostro. "Gracias a ti, el honor de la familia imperial se está deteriorando día a día".

"Qué quieres decir-"

"Si no fuera por tu imprudencia, el duque Maktus no habría sido tan grosero hoy". Y por supuesto, también había otras cuestiones.

La princesa no pudo refutar.

“Manténgase agachado por un tiempo. Reflexiona sobre lo que hiciste mal”. Luego gritó: "¡Sirvientes!"

El emperador hizo una señal a los caballeros y sirvientes. "No dejes que la princesa dé un paso fuera del castillo".

"Hermano-!"

Su mirada la dejó clavada en el lugar. “Quédate callado hasta el día de la cena. ¿Me entienden?

La princesa intentó protestar, pero el emperador la hizo a un lado y se fue. Mientras se agitaba las solapas, sintió que se le enfriaban las manos y los pies al pensar que Adele había sido abrazada por Noah la noche anterior.

No podía perderla así. Con pasos contundentes llegó al almacén del castillo, lugar donde sólo podía entrar el emperador.

"¡Su Majestad! ¿Hay algo en lo que pueda ayudarte?

El sirviente situado afuera hizo una pregunta, pero el emperador permaneció quieto. Luego habló: "Ven conmigo".

“¿Ah? P-pero…”

Su postura intimidante inmediatamente hizo que el sirviente se encogiera de miedo.

“S-sí, Su Majestad”.

Rayence miró la multitud de objetos de valor que llenaban el almacén.

Había anillos hechos con lágrimas de dragón congeladas, cuentas que contenían magia de aurora, artefactos poderosos y muchos más. El emperador los tocó y los usó con sus propias manos.

Los examinó atentamente y murmuró en voz baja: "¿Qué piensas de esto?"

"¿Su Majestad?"

Lo devolvió a su lugar y preguntó: "¿Hay algún regalo adecuado para una duquesa?"

"Ah..."

Este debe ser un regalo de disculpa por lo que ha hecho la princesa. El sirviente sonrió torpemente y señaló un brazalete de diamantes bastante sencillo y modesto.

"Su Majestad, este es un buen regalo para expresar sinceridad sin agobiar a la persona".

A primera vista, el emperador inmediatamente lo desdeñó. "Demasiado sencillo".

Ah?

“Eso no le quedará bien. ¿Qué pasa con esto?

El emperador, con una expresión brillante en su rostro, tomó el deslumbrante anillo de cristal y se lo mostró a su sirviente.

Se mezclaron diamantes rosas y ópalos para emitir una luz cegadora. El sirviente estaba nervioso por las acciones del emperador.

"Su Majestad, este es un diamante precioso enviado por el Rey de Tellen".

“Entonces este diamante será. Esto le quedará bien”.

Err, Su Majestad, ¿no es demasiado? Naturalmente, el sirviente sólo diría esto en su mente.

Para describir aquella valiosa piedra, se trataba de un tesoro nacional que el rey de Tellen regaló con lágrimas en los ojos tras firmar un pacto militar con Astria. Ahora, ¿el emperador quería regalárselo a la duquesa? ¿Así?

No importa cuán equivocada estuviera la princesa, ¡esto seguía siendo un tesoro nacional con un poder mágico latente!