Prólogo

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Se sienten unos pasos, alguien corre, la respiración entrecortada demuestra su agotamiento, como quien lleva horas sin detenerse. La noche se torna impenetrable, no hay Luna, todo es penumbra, las ramas crujen a su paso.

El bosque está callado, no se escucha vida en él, como si los animales también conspirasen en su contra.
Es una mujer, huye desesperada, no tiene tiempo de mirar atrás. A poca distancia detrás de ella se sienten voces, perros ladrando, le están pisando los talones, sus perseguidores tampoco descansan. Se escucha un disparo, la bala pasa rosando su hombro y pega en un árbol cercano.

Han pasado horas, la persecución no se detiene, faltan pocos minutos para el amanecer, ya comienza a aclarar. Sus perseguidores la ven, ya casi está acorralada, el camino llega a su fin, en su carrera llegó al borde de un acantilado, no hay vía de escape, la rodean, le apuntan.

– ¡Ríndete! - le gritan

– ¡Nunca!

Prefiere morir que ser capturada, abre los brazos y se deja caer al vacío.

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