Capítulo 49: Cartas en el asunto.

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Laura salió y cerró la puerta detrás de ella, dejándome sola aún medio dubitativa en aquella sala ¿debería entrar en su habitación? ¿O espero a que se levante? Aunque si se acostó a las cinco de la madrugada, el pronóstico no indica que se vaya a despertar pronto. No podía esperar o esta oportunidad de estar a solas con él se desperdicia tía, suprimí mi nerviosismo a la fuerza y decidí entrar.

Su habitación era exactamente igual a los demás, sin adornos ni nada, no hemos tenido tiempo de ponernos a decorar, apenas nos estábamos estableciendo. Su cama era todo un desastre, al igual que su forma de dormir, su cuerpo estaba casi por completo al descubierto, la sábana tapaba solo desde su pelvis hasta la mitad de sus muslos, como una censura indeseada que cubría algo importante.

Quedé petrificada al ver su cuerpo, era la primera vez que lo detallaba tan detenidamente, tenía músculos bien definidos, el abdomen marcado, como un atleta, era hasta difícil creer que este chico no había tenido novia, no entiendo por qué le gusta esa ropa tan ancha que usa cuando tiene un cuerpo así.

Me senté con delicadeza a su lado esperando no despertarlo, seguía mirándolo, disfrutando la vista, era cierto eso de que cuando observas las cosas con calma, te percatas de detalles que antes pasabas por alto, este chico es precioso y yo que pensé una vez que era muy noble para mí ¿se puede saber que carajos yo pensaba, ¿qué quería yo para mi vida? Qué clase de idiota fui y más lo sería si dejo que él se me escape de las manos, aunque ahora no puedo quejarme si él decide rechazarme, ya que yo solita me lo busqué.

~~ Hugo ~~

Me he pasado la mañana entera durmiendo, es que utilicé la noche para observar la ciudad y la cúpula desde la azotea del edificio, aún con las luces apagadas, gracias a los binoculares se podía ver casi perfectamente, lo dije una vez, soy un fanático de la tecnología y esta parece una obra maestra de la ingeniería, me sorprende e intriga el hecho de cómo lo habrán logrado. Otra cosa que llamó mi atención es un enorme edificio que se ve hacia el centro, el más alto de todos, con su forma piramidal es hermoso; si, en esa simple rutina continué hasta las cinco de la madrugada hasta que mi hermana me regañó y vine a dormir.

Me disponía a levantarme cuando vi a Lena entrar al cuarto, inmediatamente cerré los ojos ¿Qué hace ella aquí? ¿Y por qué me hago el dormido? Imbécil que soy. Siento sus pasos avanzar, no dice nada, la cama se reclina un poco a mi lado, se sentó ¿me está mirando? Y yo que ando literalmente sin ropa, debajo de la sábana solo está mi piel, gracias tela divina protectora de mi mini yo.

Siento su mano tocar mi pecho, lo está acariciando, pero ¿qué haces señorita? Si sigues por ahí no respondo; mi piel se eriza al tacto, intento no reaccionar bruscamente, aún no quiero que se percate de que estoy despierto. Sus labios tocan mi abdomen y siento si aliento calentar mi piel, creo que si la dejo me viola. La sábana que me cubre comienza a moverse, lo que me indica que en poco tiempo voy a quedarme sin protección, abro mis ojos y casi saltando agarro la sábana para evitar quedar desnudo.

– ¿Hasta cuándo pensabas hacerte el dormido? – se ríe mientras habla.

– ¿Y tú qué pensabas hacer si no despertando? – contraataco.

– Bueno, depende – su respuesta hace que me sonroje – además ¿por qué te cubres con tanto ahínco?

– Porque estoy desnudo – ahora es ella la que se sonroja.

– Tenemos que hablar – me dijo apartando la mirada.

– Espera a que me cambie ¿puedes?

– No hace falta – me dice – quédate así mismo cubierto por la sábana, es rápido y sencillo lo que quiero decirte.

– ¿Es sobre el beso verdad?

– Si, sobre eso ...

– No te preocupes – la interrumpí – no tienes que aclarar nada, sé que fue algo hecho en el calor del momento y ya.

– No es eso lo que iba a decir – la miro confundido.

– ¿Entonces qué es?

– Es lo contrario, es cierto que lo hice por la adrenalina que me corría por el cuerpo, te miento, eso fue lo que me impulsó, pero en verdad quería hacerlo, no sale de mi cabeza y quiero más. No sé si tengas otros planes o algo así, pero desearía que me hagas parte de ellos, quiero ser tu novia – virginidad al ataque, me estaba comenzando a quedar sin palabras otra vez; pero no, esta vez voy a hablar.

– ¿Estás segura de eso? – necesitaba confirmar.

– Si, es lo que quiero.

– ¡Siiiiiiiiii! – gritó emocionado parándose en la cama con los brazos levantados, evidentemente la sábana se cayó – lo siento – dijo recuperando la compostura y cubriéndose otra vez– pero me siento muy feliz, me gustaste desde que te conocí, pero nunca pensé que te fijarías en mí.

– Ten más seguridad en ti mismo – le dije – pero lo admito, era demasiado idiota para eso – se acercó más a mí.

~~ Violena ~~

Por poco me da un infarto cuando se le cayó la sábana ¿dónde ocultaba eso? Para nada es normal ¿será una mutación a causa de los experimentos? Lo juro por lo más sagrado, si yo aún fuese virgen a estas alturas me lo pensaría mil veces, mil veces digo. Pero no puedo explicar exactamente qué es, no existe lógica para este sentimiento, su cuerpo, su boca, sus ojos, todo me atrae en este momento, me llama, me excita, me invita a entregarme; no, no soy de las que caen en la primera cita, pero viendo retroactivamente, Hugo y yo hemos tenido varias citas ya, cercanas a la muerte la mayoría, pero aun así, esas fueron nuestras citas, suena a excusa barata, lo sé, pero no me importa.

Me fui acercando poco a poco a él, debía controlar mi fuerza, no quería que este momento se fuera al caño por un accidente, pero gracias a Dios mi habilidad estaba respondiendo perfectamente. Me acerqué a tal punto que pude sentir su aliento cálido acariciar mi mejilla, sus labios buscaron los míos y mi corazón se disparó a mil por segundo, su mano agarró mi nuca, más que para acercarme, sentí que era para que no me escapara, lo abracé y sentí su espalda, sus dos extremidades extras no se notaban, se fusionan tan bien a su cuerpo que incluso parecía que no las tenía. Toqué su pecho, lo acaricié y con un leve empujón lo tumbé encima de la cama, definitivamente yo iba a tomar la iniciativa hoy.

– Soy virgen – dijo él por alguna razón y me dejó en shock por un momento.

– No te preocupes – dije y lamí su oreja – será un placer para mí ser tu primera vez.

Aún y con esas palabras tan seguras que le dije, estaba tan o más nerviosa que él, como si también fuera mi primera vez, pero me sentía tan bien, le tenía tantas ganas que nada me iba a detener, quité mi vestido de la manera más sensual que pude dejando que observara mi cuerpo mientras lo hacía; con mi cuerpo ya totalmente desnudo me monté encima de él, sentí como reaccionaba a todos mis movimientos y caricias y el mini Hugo, no tan mini, respondió debajo de mí, definitivamente es una experiencia que voy a disfrutar.

Una hora después estábamos sentados en el comedor, almorzando juntos la comida que su hermana había dejado preparada, la sonrisa no se iba de mi rostro, fue toda una explosión de sensaciones, aún conservaba el cosquilleo en mi estómago y mis piernas temblaban aún medio acalambradas ¿de verdad era virgen? pues no me lo pareció tanto. Su hermana apareció, venía cargada de comida y otros productos, había tomado su tiempo comprando, comenzó a reír en cuanto me vio sentada junto a él y abrió sus brazos con un signo de interrogación dibujado en su expresión.

– Si, somos cuñadas – las dos comenzamos a reír.

– Estoy feliz, pero por favor, no me den un sobrino todavía ¿sí?

– Ok cuñi – Hugo solo bajó la cabeza sonrojado.

Luego de una buena charla y romance con Hugo, la tarde estaba acabando, iban a ser casi las cinco de la tarde y Nick vendría a buscarnos, íbamos a reunirnos en una especie de teatro, tuve un pequeño "deja vu" y un pensamiento inquietante pasó por mente, el sentía segura aquí, pero la imagen del último teatro en el que estuve no se iba a borrar fácilmente, veremos de qué nos quieren hablar y voy a aprovechar para saciar mis dudas con Nick.

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