Capítulo 28: Ella es increíble.

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~~ Agente Davis (Mario) ~~

Voy corriendo en dirección norte, junto a la chica que se llama Gabriela ¿cómo fue que al final me he complicado tanto? Ellos no son cercanos a mí y mi misión no era protegerlos, pero al final, aquí estoy.

Esto es más grande de los que pensaba, me enviaron aquí con el objetivo de obtener información y obstaculizar la producción de armas biológicas. Pero la idea que teníamos era de virus, enfermedades en general que serían utilizadas con fines políticos y militares, no esto, está situación va más allá de la imaginación.

En ese maldito centro cuentan con un nivel extraordinario de tecnología, eso, comparándolo con mi organización, donde somos pioneros en avances tecnológicos. Eso habla mucho del nivel de patrocinio con el que cuentan, perseguimos a uno de los principales patrocinadores, o líderes, aún no se confirma, solo conocemos que lo llaman "el General", aunque debe haber muchos más, él parece ser el principal.

Solo hay que ver el dispositivo de traducción que entregaron al principio, nadie se percató, pero trabaja con nanotecnología, después de un solo uso, te deja un implante imperceptible en el oído que cumplía con la función de traducción aún sin tener puesto el auricular, además, con ese dispositivo pueden rastrear la ubicación de todos.

Yo me di cuenta, pues lo revisé a fondo, antes de ser agente de campo, fui el líder de la sección de inteligencia y desarrollo, los nerds de mi organización. Ahora que lo pienso, no le mencioné nada a Hugo del dispositivo.

Una cosa importante que me dejó muy preocupado, es que descubrí ciertas similitudes con su tecnología y la nuestra, además de algunas conexiones que no pude probar, pero que estoy convencido de que si existen. Uniendo cabos, creo que fui enviado aquí para eliminar la basura creada por mi propia organización.

Ese debe ser el motivo por el cual nunca me dieron nuevas instrucciones a pesar de mis constantes reportes, ni mandaron ayuda cuando la solicité, la cuestión de la que estoy seguro, es que, tuviese éxito o no, yo debía morir aquí. Pues bueno, si es así, decido vivir, aunque sea huyendo y mi conciencia no me permitía dejar a estos muchachos, aunque por demorarme en tomar esa decisión, no actué a tiempo.

Filtré información a esa chica, Violena, porque me percaté de que desconfiaba de algo y a Hugo no me le uní a tiempo, porque el "topo" lo marcó primero. Ahora todo está hecho y no puedo cambiar el pasado, los ayudaré hasta donde pueda, mi objetivo ahora es tratar de sobrevivir y salvarlos, luego contactar a las pocas personas en las que confío y después se verá que haremos.

Espero que Hugo esté bien, está distrayendo a los soldados, con su velocidad seguro que está bien y más en el bosque donde no pueden perseguirlo en ningún vehículo. De verdad espero que esté bien.

La chica parece cansada de correr, creo que deberíamos tomar un descanso antes de dirigirnos a la cueva. Le hago una seña para detenernos y ella no duda, en cuanto se detiene, cae al suelo sentada. Aun así, no tiene una gota de sudor en su cuerpo y cuando tomé su mano para ayudarla a incorporarse, su piel estaba fría como un témpano.

– Debemos descansar, pero no aquí, estamos al descubierto – le comento – apartémonos un poco de la dirección por dónde venimos y busquemos refugio detrás de algo, esos arbustos parecen bien tupidos, vamos.

Aun sujetando su mano la guié hasta donde le acababa de indicar, pero antes de llegar, ocurrió algo inesperado. Alguien o algo, corriendo a una velocidad superior a lo normal se acercaba a nosotros ¿Será Hugo? No creo, pero no podía ser, comprobé el camino tras nosotros varo veces y nadie nos perseguía, pensé que los habíamos despistado a todos.

Para terminar de quitarme las dudas, ese "algo" llegó hasta nosotros en segundos, era una persona, pero tenía algo diferente, sus ojos eran completamente negros, sus piernas y brazos eran un poco más musculosas de lo que recordaba de él y de la parte superior de sus muñecas sobresalían dos huesos en forma de pincho.

– ¡Mario, cuidado! – gritó ella. Cierto, para ellos aún soy Mario, mi fachada.

Sin tiempo a reaccionar correctamente, vi como una patada se dirigía a mí abdomen, si la recibo de lleno, seguro me rompe algunas costillas, coloqué mi brazo izquierdo delante para amortiguar un poco el golpe. Me envió volando hasta chocar contra un árbol cercano y sentí como mi brazo se fractura a con el impacto.

– ¿Hermano? ¿eres tú? – preguntó Gabriela entre lágrimas – ¿Manuel? Reacciona por favor.

– ¡Apártate de él! ¡corre! No te va a escuchar – le grité.

Él se giró hacia ella y la atacó sin dudar, ella con increíble agilidad lo esquivó, salió de su rango de golpe y volvió a hablarle.

– Manuel, soy yo, tu hermana, escúchame – insistía.

– Le lavaron el cerebro, no te entiende ¡Por favor, corre! – volví a gritar.

– ¡No voy a correr! – respondió ella – es mi hermano.

La criatura, porque eso es lo que era, se le volvió a acercar, ya dentro del rango de ataque, lanzó un golpe con su mano, dirigiendo el pincho de hueso hacia la cabeza de la que un día fue su hermana, sin remordimiento, sin sentimiento, ya ese Manuel no existía.

Por suerte volvió a fallar, ella lo esquivó, pero tropezó y cayó al suelo, cuando él se dispuso a atacar de nuevo, con mi único brazo funcional, aunque no era mi brazo diestro, agarré mi arma y le disparé dos veces. Solo logré rozarlo con una bala, pero fue suficiente para llamar su atención.

Creo que ahora sí estoy muerto, la criatura salió corriendo hacia mí mientras yo le vaciaba el cargador completo, logré darle en una pierna, pero fue totalmente inútil, sin importarle el dolor, siguió avanzando. Cuando llegó frente a mí, atravesó mi hombro izquierdo con uno de los pinchos y levantó mi cuerpo en peso.

Vi mi vida pasar delante mío mientras el dolor recorría mi cuerpo, todos mis recuerdos, ahora que lo pienso, no fue una buena vida, todo se lo dediqué a la organización. Fui huérfano a los 7 años y fui recogido por el líder de esa orgánica y desde niño fui entrenado, nunca tuve tiempo para el amor o la amistad, así que no voy a perder tanto. Pero no quiero morir, aunque sea tan mala, sigue siendo mi vida u ahora que decidí vivir, no quiero morir, no quiero.

Cuando pensé que todo había acabado, me di cuenta de algo, la criatura no se movía, todavía estaba en el aire, pero parece que lo que me sostenía era una estatua. Gabriela lo estaba tocando por la espalda, la piel de la criatura se tornó blanquecina, como si tuviese escarcha, comenzó a quebrarse hasta que se rompió en pedazos dejándome caer bruscamente al suelo.

Ella cayó de rodillas privada en llanto, era lógico, acababa de matar a su hermano con sus propias manos, aunque no sé exactamente cómo. Al final, el dolor me consumió, posiblemente muera desangrado, mi conciencia comenzó a fallar y poco a poco mi visión quedó totalmente negra.

Cuando desperté, sentí algo suave bajo mi cabeza, mi vista se fue aclarando, eran unas piernas, me volteé hacia arriba y me sobresalté, quién sostenía mi cabeza en su regazo y velaba por mí era una bella chica de pelo color rojo fuego.

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