Capítulo 4

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NOAH.

—No tenías que ser tan descortés con las chicas de la pizzería. —Volví a recriminarle a Hunter.

—Ya me disculpé con ellas, además sabes que soy un hombre tímido. —Miré a mi amigo. —¿Qué?, es verdad.

—La timidez no tiene nada que ver con los modales.

—Claro, pero cuando estas acostumbrado a ser una planta cada vez que llegan tus fans es distinto. —Aclaró. —Además, ni siquiera entendí por qué fuiste hacia ellas.

—Es mi abogada, no podía solo ignorarla.

—¿No?

—Claro que no, Hunter. Dios, ¿fuiste criado por lobos o algo así? —Él se tiró junto a mi en mi sofá antes de reproducir la película que veríamos.

—Da igual, de seguro no las volveré a ver en mi vida, no hay de que preocuparse.

—Yo me preocupo por ti, malagradecido. —Lo empujé lejos de mí. —Sólo no vuelvas a ser así con Madison, no quiero que ella piense que me rodeo de hombres idiotas.

—¿Qué importa lo que ella piense de ti?, su único trabajo es proteger tu dinero.

—¿No te parece poco? —Él pareció pensarlo.

—Bien, aún así es una relación momentánea. La próxima vez que la vea prometo ser más agradable, ahora veamos la película.  —Vi como sacó su tejido antes de acomodarse, a veces creía que Hunter por mucho que pareciera una persona que se metía en problemas por fuera, dentro de él vivía una señora de 70 años. —Por cierto, ¿por qué la pizza gratis?

—Amabilidad.

—Demasiada, regalar comida es algo íntimo. —Rodee mis ojos. —Sabes que a Dante no le gusta que hagas eso, no deberías aprovecharte de tu padre.

—¿Aprovecharme?, es él quien tiene un cartón de mi tamaño fuera de su restaurante gratis.

—Te paga con comida y por haberte mantenido.

—Solo te preocupa que deje de darte pizzas gratis.

—Yo lo tengo como derecho adquirido por ser tu mejor amigo.

—¿Quién te dijo que eras mi mejor amigo?

—Tú, ebria en nuestro primer año como amigos. Te encariñas fácil con la gente.

—¿Vienes a ver la película o no?

—Puedo hacer varias cosas a la vez, que tú no puedas es tu problema. Menos estando ebria.

—Eso ya lo superé, sabes que ya no bebo.

—Claro. —Él siguió con su tejido. —Lo bueno es que dejaste de beber y ahora tenemos más tiempo para ver películas antes de que llegue Julie y nos haga spoilers.

—Julie hace spoilers y tú no dejas de hablar en las películas. —Me quejé.

—Es uno o lo otro, mejor que dos a la vez. —Asentí y preferí callar o solo lo fomentaría a que siguiera hablando.

La verdad es que yo tampoco entendí bien por qué me nació regalarle una pizza a Madison, supongo que una parte de mi se preocupaba de ser buena con ella luego de lo mal que la ha pasado. Podemos decir que es mera humanidad. Era mejor pensarlo así.

Cuando ella me llamó para programar la reunión con los abogados de la marca me sentí algo emocionada, pero por el hecho de que sentí que pronto sería un problema menos para mi y eso sonaba gratificante. Aunque no negaré que desconfié un poco de la situación cuando llegamos a las oficinas de la otra firma, era muy diferente a "Mill y Asociados", en resumen, se veía todo más fresco y podías ver a personas jóvenes caminar por el lugar, en la firma con la que trabajaba todos eran unos hombres viejos que, a mi parecer, fumaban en exceso. Si fuera ellos me asociaría con alguna clínica o con una buena empresa de seguros, no creo que alguien pueda durar mucho así.

Caminos a Ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora