Aprobación

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Estaba perdida en sus pensamientos mirando a la ventana, pensaba en lo que había pasado estos días, y sentía su corazón latir fuertemente cuando pensaba en él, estaba feliz, pero le preocupaba una cosa, su padre.

No era el tipo de padre que mostrara cariño, ni el tipo de padre que se alegraba por ti, siempre puso al clan antes que a su propia familia, pero había cambiado, cuando se dio cuenta de que no estaba haciendo lo suficiente por sus hijas y quiso recuperar el tiempo perdido e intentar ser un buen padre para ellas. A pesar de eso, aún era un hombre serio y algo arrogante, y Hinata lo sabía, sabía que él había cambiado y estaba intentando ser mejor.

Le preocupaba que su padre no aceptara su nueva relación y la forzara a casarse con alguien que no amaba, pensaba que su padre no sería capaz de algo así, pero no estaba muy convencida de eso.

Se puso de pie y bajó inmediatamente a hacer el desayuno, siempre fue buena en la cocina, amaba eso, la hacía distraerse de todo. Cuando acabó el desayuno se apresuró a llevárselo a su padre, quién estaba sentado observando el agua caer de la pequeña cascada que tenía ahí.

—Buenos días padre, ¿amaneciste mejor?

—Me desperté con menos dolor que ayer, es todo gracias a tus cuidados Hinata.

—No es nada, lo hago con mucho gusto, pero tienes que descansar. —Aquí está el desayuno, pensé que te gustaría comer algo.

—Gracias Hinata ¿preparaste para ti también?

—Sí, preparé para todos.

Sintió que era el momento perfecto para decirle, su padre se notaba tranquilo, pero simplemente no buscaba la forma de hacerlo. Hasta que unos golpes en la puerta de su casa la sacaron de sus pensamientos.

—Iré a abrir, ya regreso padre.— dijo Hinata levantándose repentinamente.

A pasos grandes se apresuró a abrir la puerta, detrás de ella estaba él, Naruto, su amado.

—¡Hinata!— no se contuvo las ganas de abrazarla. —Moría de ganas por verte, te extrañé tanto.

Al sentir los brazos de Naruto rodeando su cintura, un escalofrío recorrió todo su cuerpo, una sensación tan única, estaba enamorada, más de lo que pensaba.

—Naruto-kun, yo también te extrañé demasiado, estoy feliz de verte.— dijo correspondiendo el abrazo.

Naruto sintió el impulso de besarla, lo necesitaba, pero al recordar en dónde estaba, se alejó, pensó que no sería apropiado ese tipo de afecto en la residencia Hyuga.

—Hinata, he venido a hablar con tu padre sobre lo nuestro, y a pedirle su aprobación para estar contigo.

—Naruto-kun, ¿estás seguro de eso?

—Si, estoy muy seguro, Hinata, quiero estar contigo, no importa lo que tenga que hacer.

Hinata sintió como su corazón se aceleraba, había visto a Naruto decidido antes, pero ahora era diferente, estaba decidido a estar con ella, y eso la emocionaba más.

—Bu-bueno, mi padre está en la casa ahora, adelante pasa.— dijo Hinata dándole una sonrisa al rubio.

—¡Cuñadito! qué gusto verte, no me digas que vas a hablar con mi padre ahora. ¡Ay! qué emoción. Ya quiero ver la cara que pondrás cuando lo veas.

—¡Hanabi! deja de decir esas cosas. —dijo Hinata en un tono bajo pero audible para su hermanita.

Naruto sentía mucho nerviosismo, había estado antes en la casa Hyuga, pero nunca había entrado más allá, era grande, y eso le ponía los pelos de punta.

Caminaron hasta donde estaba sentado Hiashi, al ver al hombre, Naruto por fin sintió un escalofrío que recorría su cuerpo.

—¡Buenos días señor Hyuga!— dijo Naruto con algo de miedo.

—Naruto Uzumaki, me enteré de que fuiste asignado en la misión para cuidar de mis hijas, y que gracias a ti, ellas están a salvo, estoy en deuda contigo. — dijo el hombre Hyuga en tono serio.

—Si, en realidad hubiera ido aunque no me lo asignaran— dijo el rubio llevándose la mano a su nuca.

—Bueno, entonces ¿que te trae por aquí?

Naruto tragó saliva y se puso firme y recto ante lo que iba a decir.

—En realidad señor, vine a hablar con usted.

—De acuerdo, ¿sobre qué quieres hablar? — preguntó el hombre confundido, al parecer él no tenía idea de nada.

—Me gustaría hablar a solas con usted si no es mucha molestia.

—De acuerdo, ven conmigo.

Poniéndose de pie, Hiashi llevó a Naruto a lo que parecía ser el comedor central del clan.

—Muy bien, toma asiento y dime.— dijo el hombre sin ninguna expresión en su rostro

Naruto con mucha pena se sentó frente a él, temblaba por dentro, pero trataba de mantenerse sereno por fuera.

—Señor, usted sabe que no soy bueno con las palabras, a veces hablo demasiado que ni yo me entiendo. —dijo el rubio mientras jugaba sus manos. —Pero lo diré sin rodeos. Señor, amo a su hija, y me gustaría pedirle su aprobación para salir con ella.

After The LastDonde viven las historias. Descúbrelo ahora