Impulsos

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Llevaban varios días de no verse, ambos habían estado ocupados, Hinata en el clan y Naruto, por su parte, haciendo recados para el hokage.

Era una tarde fresca y tranquila, ya casi estaba por anochecer, los rayos del sol marcaban la hora dorada. Se encontraba acostado en la cama de su departamento mientras veía el techo y pensaba en ella.

Era claro que la extrañaba, tenía días de no verla, a veces pensaba en que estaría haciendo en ese momento, el tan solo hecho de pensar en ella hacía que le latiera fuertemente el corazón.

Unos golpes en la puerta se hicieron escuchar.

—¿Eh? ¿quien podrá ser? —dijo mientras se levantaba de su cama directo a la puerta.

—¡Naruto-kun! —dijo una chica mientras se abalanzaba sobre él apenas este abrió la puerta. —Te he extrañado tanto.

Inmediatamente supo de quién se trataba y correspondió el abrazo de inmediato. Podía sentir su dulce olor de lavanda que tanto le gustaba.

—Hinata, yo también te he extrañado demasiado. —la beso en uno de sus impulsos mientras tenía sus manos en su cintura. Ella de inmediato le correspondió el beso.

Fue un beso largo, ambos se extrañaban, en el tiempo en el que salían, Naruto se había dado cuenta que no podía vivir sin Hinata, le parecía increíble como ella podía despertar esos fuertes sentimientos e impulsos en el.

Cuando por fin se separaron, fue cuando la chica entró al departamento.

—Traje algunas cosas para hacer la cena. —dijo con una sonrisa. —Me imagino que solo has estado comiendo ramen instantáneo, eso no es bueno para tu salud Naruto-kun.

—Jeje. —soltó el rubio apenado. —En realidad, me haría muy feliz comer tu comida Hinata.

Al rubio le encantaba la comida que preparaba su amada, sentía como un niño chiquito, cuando ella preparaba su comida.

—Tienes que tomar una ducha antes. —dijo Hinata con una sonrisa en su rostro.

—De acuerdo, ya vengo. —asintió el rubio.

Comenzó a preparar la cena, pero el notar que todo el departamento estaba desordenado, decidió dedicarse a limpiar y acomodar las cosas. Se entretuvo mientras su novio tomaba una ducha. Cuando este salió notó que todo su apartamento se encontraba reluciente, en perfectas condiciones.

—Oh, Naruto-kun, estaba algo desordenado por aquí, así que decidí dejarlo reluciente para ti, espero no haya sido un problema. —dijo la ojiperla con una sonrisa sincera.

—Hinata, esto es increíble, muchas gracias por tomarte el tiempo de hacer todo esto por mi. A veces son algo despistado y desordeno las cosas. —dijo el rubio algo apenado pero agradecido por el gesto de su novia.

Se sentó a su lado a una orilla de la cama, ella puso su cabeza encima de su hombro, mientras le decía algunas de las cosas que había hecho en estos días que no se vieron.

—Hinata...—comenzó a decir el rubio. —Me hace muy feliz tenerte aquí conmigo, sabes, toda mi vida estuve solo, nunca conocí a mis padres y tampoco el amor. Pero ahora que te tengo aquí conmigo se exactamente lo que se siente la felicidad y el amor, me he dado cuenta de lo que provocas en mi. Te amo Hinata, gracias por estar aquí conmigo.

—Naruto-kun...—dijo a ojiperla con los ojos llorosos.

Sintió un impulso dentro de ella, un impulso de besarlo, se dejó llevar por eso y le planto un beso, cosa que sorprendió al rubio, ya que su novia no era mucho de tomar la iniciativa. Se separó al darse cuenta.

—Oh, Naruto-kun, lo siento mucho. —dijo apenada.

—Ey, no te preocupes, me gustó, me gusta esta fase de ti. —dijo Naruto en modo coqueto mientras se reía.

Tomó su mentón y ambos comenzaron a besarse, un beso lento y lleno de amor, comenzaron a jugar con sus lenguas pasando la una a la otra. La temperatura de sus cuerpos comenzó a subir, llevaban tiempo experimentando esas sensaciones mientras se besaban, pero nunca se habían atrevido a ir más allá.

El beso se empezó a tornar más intenso. El rubio comenzó a quedar lentamente encima de ella y sus cuerpos cada vez se unían más.

Comenzó a besarla con más intensidad bajando hasta donde estaba su cuello. Al sentir sus pechos debajo de su pecho de él, un escalofrío le recorrió el cuerpo.

Hinata, por su parte, al sentir el aliento del rubio en la marca de su clavícula dejó escapar un pequeño gemido. La temperatura del rubio aumentó al escuchar esto y se dejó llevar por sus impulsos tocando uno de sus pechos.

La ojiperla gimió de sorpresa ante la reacción de su novio. Sus respiraciones eran cada vez más fuertes.

Cuando el rubio comenzó a levantarle la blusa, la ojiperla comprendió que ambos se estaban dejando llevar, aunque ella también lo deseaba, no se podía permitir esto antes del matrimonio.

—Na-Naruto-kun...—dijo la ojiperla.

El chico quien al parecer no había escuchado y se había dejado llevar siguió besándola a su ritmo mientras lentamente le alzaba la blusa.

—¡N-Naruto-kun! espera. —gritó.

"¡NARUTO!"

Esa voz interior le hizo reaccionar y se alejó asustado. Al recuperar la cordura se dio cuenta de que se había dejado llevar por sus impulsos. Miro a Hinata, quien se encontraba roja como un tomate.

"Por dios mocoso, controla tu calentura"

—¡Kurama! ¿estabas despierto?

"Los gemidos y gritos de la chica me despertaron, eres un idiota"

—Lo sé, me dejé llevar, lo siento

"Idiota, no es a mi quien tienes que pedirle perdón"

—¡Tienes razón! —reaccionó el rubio. —¿Qué pensará ahora Hinata de mi? ¡Pensará que soy un pervertido! Oh dios que he hecho.

"Tranquilízate Naruto, estás casi por desmayarte. Simplemente habla con ella, por cómo es, ella lo entenderá."

—Tienes razón Kurama, ¡gracias! —reaccionó el rubio volviendo al mundo. —Hinata...¡lo siento tanto! me dejé llevar por mis impulsos, no quise hacerte sentir incómoda.

—N-no te preocupes Naruto-kun, y-yo también me dejé llevar. —Contestó la Hyuga. —Creo que el no vernos por mucho tiempo, nos hace hacer cosas.

—Jeje, si, tal vez. Pero por favor, perdóname, por no escuchar cuando me dijiste que parara.

—No te preocupes por eso, no es tu culpa. —dijo calmando las ansias del rubio.

La pareja se dio un beso corto y Hinata comenzó a preparar la cena para Naruto. Un delicioso miso con carne de puerco y algo de verduras.

Pasaron unos momentos juntos olvidándose de lo que había pasado anteriormente. Se sentían seguros en ese espacio, ahora, ambos estaban tranquilos al saber que los dos deseaban eso. Sin embargo, ambos acordaron que no era el momento.

After The LastWhere stories live. Discover now