Primera cita

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Dos semanas habían pasado desde que Naruto y Hinata comenzaron a salir formalmente, así que el rubio creyó que era el momento para pedirle una cita formalmente, su primera cita oficial como pareja.

Habían estado viéndose ocasionalmente, tenían deberes que atender, Naruto como próximo Hokage, y Hinata en el clan.

Ese día Naruto y Hinata se encontraban bajo un árbol viendo el atardecer.

—Me alegra que podamos pasar un rato juntos, te he extrañado tanto últimamente Hinata.

—A mi también me alegra Naruto-kun, los deberes en el clan han sido duros, pero ya he terminado todo, así que ya estoy libre.

—¿Qué? ¿Enserio? Hinata, yo también tengo días de descanso. —dijo el rubio emocionado. ¿Que te parece si mañana tenemos una cita?

—¿Eh? ¿que esto no es una cita? —dijo Hinata algo confundida.

—¡Si, pero nuestra primera cita oficial como pareja! —explicó el rubio. —Habló de llevarte a donde quieras y llevarte a comer.

—Me encantaría Naruto-kun. —dijo la chica emocionada.

Ambos se despidieron con un largo beso, ambos se extrañaban, se necesitaban el uno al otro, durante esas dos semanas todo en su relación había ido perfecto, sus amigos les hacían bromas ocasionalmente, toda la aldea amaba la pareja de Naruto Uzumaki y Hinata Hyuga.

Temprano por la mañana Naruto fue a visitar a su amigo Sai. Era de esperarse que Naruto no supiera nada sobre citas, no es que Sai supiera mucho sobre sentimientos, pero tenía libros que quizá lo podrían ayudar. Después de algunos golpes en su puerta, el chico pálido salió.

—¡Oh Naruto! buenos dias. —dijo el chico con su típica sonrisa. —¿qué te trae por aquí?

—Sai, necesito tu ayuda, ¿tienes algún libro sobre citas?

—Umm, sobre citas... ¡oh, creo que tengo justo lo que necesitas! adelante.

—Aquí tienes, todo sobre las citas. —dijo Sai mientras le entregaba un libro a Naruto. —Me imagino que tendrás una cita con Hinata, ¿no es así?

—¡Si, es nuestra primera cita oficial como novios! —dijo el rubio sonriendo mientras leía atentamente el libro. —Sabía que era buena idea venir a pedir tu ayuda, a ti que tienes este tipo de libros.

—Si, siempre tengo justo lo que necesitas.

—Oh, ya veo, es costumbre que el hombre pague todos los gastos en una cita. —dijo Naruto para si mismo. —Muchas gracias por el libro Sai, me iré, tengo que pasar por Hinata.

Así fue del rubio que salió corriendo de casa de su amigo directo a la mansión Hyuga. Al llegar a casa de su novia tocó el timbre y una bella Hinata le abrió.

—¡Hinata, estás hermosa! ¿estás lista? —dijo el rubio cautivado por la belleza de su novia. Hinata solo asintió.

Ambos salieron rumbo a su cita, Naruto quería comprarle a Hinata todo lo que viera, se la pasaron de puesto en puesto viendo las baratijas que vendían. Pasaron por una tienda a la que Hinata quería ir, ahí vendían todo tipo de cosas artesanales, Hinata quedó impresionada ante las hermosas joyas que vendían. Mientras ella admiraba los objetos de la tienda, Naruto se dirigió a un puesto a comprarle rollos de canela, los favoritos de Hinata.

—¡Ey Hinata! ten, te compré rollos de canela porque sé que son tus favoritos.

—Ohh, muchas gracias Naruto-kun, me encantan. —dijo dándole un pequeño beso en la mejilla. —¿Qué haremos ahora?

—Ya es medio día, así que deberíamos buscar un lugar donde comer. Conozco uno muy bonito, ¡Ven vamos!

Hinata le siguió el paso a Naruto, caminaban de lado a lado, iban riéndose, al parecer Naruto hacía las bromas y Hinata se reía de ellas. Llegaron a un restaurante, aquel que Naruto había visto, no traía mucho dinero, por suerte, el menú se encontraba en la puerta del restaurante, así que podía hacerse una idea de los precios.

Cuando Hinata vio el lugar pensó que era bonito, pero qué tal vez era demasiado, no quería que Naruto gastara demasiado en ella, pensó que era un lugar al que tenía que entrar elegante, y en ese momento no lo estaba.

Naruto, al ver los precios, quedó atónito, no creía lo que veía, no podía pagarlo, pero quería impresionar a Hinata.

—¿Enserio un menú cuesta tanto? espera un minuto, ¿cuánto me queda? —dijo naruto a sí mismo mientras tocaba la bolsa donde tenía guardada su cartera.

Hinata al notar que Naruto estaba algo tengo decidió preguntarle qué le pasaba. Como la situación le avergonzaba le dijo que no le pasaba nada y que no se preocupara.

Hinata no muy convencida de lo que Naruto le decía decidió averiguar las cosas por su cuenta, así que usó su byakugan para ver a través de la cartera de Naruto, y notó que efectivamente, no tenía el dinero suficiente para comer en ese lugar.

—Yo...quiero comer en ichiraku ramen. –dijo Hinata mientras tomaba a Naruto del brazo.

Este, al escuchar lo que su novia dijo sintió como una especie de alivio, ya no tendría que pagar ese lugar tan caro, pero, aún así, se propuso juntar dinero para llevar a comer a su novia ahí.

—¡Ohh, ya veo, bueno si quieres ir ahí vamos! —dijo Naruto entre algo aliviado y feliz.

—Caminaron hasta ichiraku ramen felices, ambos estaban disfrutando realmente la cita que estaban teniendo.

—¡Oh Naruto, Hinata! que bueno ver a la pareja por aquí, imagino que vinieron a comer ¿no? —dijo muy amable el hombre dueño del restaurante ichiraku.

—¡Si! estamos en una cita! —asintió el rubio.

—Bien, entonces tomen asiento, en un momento les tomaré las órdenes.

Y así fue, almorzaron en el ichiraku ramen, y al final, Naruto pago la cuenta, de él y Hinata. Se despidieron del dueño y comenzaron a caminar.

—¡Ah! estoy satisfecho con la comida. —dijo un Naruto satisfecho.

—¡Si, estuvo muy buena! —asintió Hinata.

—Hinata, tal vez no haya sido la cita que planee, pero aún así, estoy agradecido de poder pasar tiempo contigo, lamento no poder haberte llevado a ese restaurante, pero te prometo que ahorraré para pagarte lo que quieras.

Hinata se sintió conmovida ante las palabras del rubio.

—Naruto-kun, esta cita fue perfecta, siempre que estoy contigo soy la chica más feliz, no te disculpes por eso ¿si?, me encanta pasar tiempo contigo, no importa el lugar, ni el momento, si estoy contigo soy feliz.

—Hinata... —el rubio la atrajo a él para besarla, realmente amaba a Hinata, amaba su sencillez y su humildad, estaba seguro de que ella era el amor de su vida.

After The LastWhere stories live. Discover now