Te amo

157 9 0
                                    

Sujetó con fuerza la mano de Hinata y empezó a correr sin soltarla, haciendo que ésta le siguiera el ritmo. Se empezaron a ir por todas las calles de Konoha, sin miedo a quien los viera.

—Naruto-kun ¿a dónde vamos? —preguntó ella con una ligera risa.

—¡Ya verás! es un lugar que seguro te va a encantar.

Ambos llegaron a un hermoso campo de flores con un lago para apreciar el hermoso día y se sentaron debajo de la sombra de un árbol.
Naruto tenía su brazo rodeando a Hinata, mientras ella acomodaba su cabeza en el pecho de su amado. Podía sentir su corazón, lo sentía latir, por ella.

Habían pasado la tarde juntos, por lo que el sol comenzaba a ponerse.

—Tengo que ir a casa pronto. —dijo la chica con tristeza mientras observaba la puesta del sol.

—¿Tan pronto? no quiero que te vayas, quédate conmigo un rato más. —dijo el rubio haciendo un pequeño puchero, mientras jugaba los mechones del cabello de Hinata.

Hinata rió sutilmente, su novio hacía berrinches como un niño pequeño, quería quedarse con él, pero sabía que no podía hacerlo, a menos no ahora hasta que su padre los apruebe.

Charlaron un poquito más, acerca de la vida, de sus sueños a futuro, de sus metas, de sus miedos, de su familia, entre plática uno que otro beso no podía faltar, cada uno abrió su corazón al otro, ambos lo hicieron con sinceridad mientras observaban la puesta de sol.

—Tengo que irme, si no mi padre no estará contento conmigo.—dijo la chica.

—¡Yo te acompañaré hasta tu casa! —dijo el rubio entusiasmado.

—No es necesario Naruto-kun, no quiero molestarte.

—No es ninguna molestia Hinata, quiero acompañarte hasta tu casa.

Empezaron a caminar rumbo a la mansión Hyuga, estaba anocheciendo, así que Hinata tenía que llegar pronto a su casa. Parados en frente de la gran mansión hyuga, llegó la hora de despedirse.

—Gracias Naruto-kun por acompañarme hasta mi casa.

—No tienes nada que agradecerme, lo haré cada que sea necesario.

Hinata se notaba tensa, parecía que quería decir algo.

—Hinata, ¿está todo bien? —preguntó Naruto algo preocupado.

—Y-yo... —dijo con timidez. —Yo quisiera saber porque me elegiste a mí. —Naruto la miró confundido. —E-es decir, yo no soy tan energética como las otras chicas que conocemos, no tengo nada en especial para darte, soy algo aburrida, y tímida, mi personalidad es tranquila y la tuya es energética, pero aún así estás conmigo, ¿por qué?

Naruto se quedó atónito ante lo que acababa de escuchar, le daba tristeza que ella se sintiera así, se preguntaba si ¿acaso no veía lo valiosa que es?

—Hinata, escúchame... —dijo Naruto mientras la tomaba de ambas manos. —eres una mujer muy bonita y grandiosa, eres súper fuerte, me has apoyado desde hace años, me has dado fuerza para continuar, me has salvado en múltiples ocasiones, tardé en darme cuenta, sé que soy un tonto, un idiota por no haberme dado cuenta antes, tienes esa amabilidad y sencillez que te caracteriza, una chica noble y bondadosa con un gran corazón, que no teme morir por las personas que ama, Hinata, me enamoré de ti por todo lo que eres, amo todo lo que eres y como eres, amo la manera en la que te sonrojas, amo lo amable que eres con todos, amo tú timidez, me das todo con solo respirar, Hinata, te amo porque eres tú, ¿entiendes eso? te elegí a ti porque quiero estar a tu lado y caminar contigo. Te amo Hinata Hyuga.

—Naruto-kun...—Hinata no se contuvo más y lo besó. Naruto inmediatamente correspondió el beso. Un beso largo, un beso húmedo, ambos comenzaron a jugar con sus lenguas y se separaron hasta quedarse sin aire.

Naruto no podía permitirse ir más allá, no sólo porque estaba en la puerta de la gran mansión Hyuga, si no también por respeto a su novia.

—Te amo Naruto—kun.

—Yo también te amo Hina.

Esto último que salió de la boca del rubio la llenó de amor en su corazón. Sin más ambos se despidieron con un corto beso, y quedaron de verse el día siguiente para entrenar juntos.

Al quedarse solo, Naruto a pasos rápidos y apresurados comenzó a irse a su apartamento.

Cuando al fin llegó, se quitó los zapatos, tomó una ducha y se recostó en su cama. No dejaba de pensar en el día que tuvo con su amada, ahora que ella no estaba más con él, se sentía vacío. Eso lo hizo pensar nuevamente en lo que le dijo Hiashi.

Estaba seguro que amaba a Hinata, quería casarse con ella, no tenía nada que pensar, estaba más que decidido, pero ¿cómo se lo diría a Hiashi? Pensó que debería ir a pedirle formalmente a Hiashi la mano de su hija, es decir, comprometer a comprometerse. Así que se levantó decidido, iría a la mansión Hyuga como un hombre a pedir formalmente la mano de Hinata.

After The LastDonde viven las historias. Descúbrelo ahora