17 | Hasta que te encontré

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17 | Hasta que te encontré


Christopher

Tendría que estar con Scarlett ahora mismo. 

Le dije que pasaríamos la tarde juntos, pero en lugar de eso, estoy aquí con mi ridícula familia. 

—Caroline siempre ha tenido un don para las plantas —dice Mike con una sonrisa hacia mi hermana —. Así que pensé que sería genial abrir una florería para eventos. Y además, cuando me retire del ejército, me gustaría tener mi propio negocio.

Mi madre aprovecha la oportunidad para dirigirse a mí.

—Christopher, ¿has considerado seguir los pasos de Michael? Ya es hora de que dejes de lado los juegos y te enfoques en tu futuro —sugiere mi madre, con un tono que indica que ha estado pensando en esto por un tiempo.

Su comentario me golpea como un puñetazo en el estómago. Puedo sentir la presión acumulándose dentro de mí mientras intento controlar mi reacción. Pero entonces, mi madre sigue hablando, y sus palabras solo profundizan la herida.

—Después de todo, Michael ha visto la realidad de la guerra. Él entiende lo que se necesita para tener una vida estable y segura —continúa, con una mirada de aprobación hacia Mike.

—Madre, ya hemos hablado de esto. Los negocios no son para mi. Tengo otros planes para mi vida —respondo, tratando de mantener mi tono firme pero respetuoso.

—La guerra no es un plan de vida, en mi opinión. Es demasiado desagradable ver cómo se asesinan unos a otros. No tienes ni idea de lo horrible que es ver a esos jóvenes matándose entre sí, y lo desgarrador que es para sus familias cuando pierden a sus seres queridos —explica, su voz cargada de emoción.

Me siento ofendido por sus palabras, como si estuviera minimizando la gravedad de lo que enfrenté.

—¿Estás defendiendo a esos bastardos? —pregunto, sintiendo cómo mi ira comienza a encenderse.

Mi madre me mira con seriedad, su expresión impasible.

—Digo que también son seres humanos. No todos ellos son malvados —responde con calma.

La rabia comienza a burbujear dentro de mí ante su aparente falta de comprensión.

—¿Cómo te atreves? Esos infelices asesinaron a mis amigos — respondo, mi voz temblando de furia.

Mi madre se mantiene firme en su posición.

—Lo sé, Christopher. Pero recuerda que también estaban defendiendo a sus seres queridos y su patria. No fueron ellos los que invadieron nuestro país —dice, su tono razonado.

Me levanto de la mesa, incapaz de seguir escuchando.

—No puedo creer que estés del lado de ellos.

Mis músculos se tensan y siento cómo un nudo se forma en mi estómago. De repente, me encuentro luchando por respirar.

Mike nota mi estado y coloca una mano sobre mi hombro.

—Hey, tranquilo, amigo. ¿Estás bien? —dice con calma, su voz actúa como un ancla en medio del caos de mi mente.

Respiro profundamente, tratando de controlar mi respiración agitada. Cuando finalmente recupero algo de compostura, me doy cuenta de que no quiero estar aquí. No quiero lidiar con la presión de mi madre y las expectativas que ella tiene sobre mí.

—Lo siento, no me siento muy bien. Creo que me iré —anuncio, luchando por mantener mi voz estable.

Mi familia me mira con preocupación, pero no quiero explicaciones. Necesito alejarme, al menos por un tiempo.

Corazones de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora