42 | Estar en casa

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42 | Estar en casa


Scarlett

El resplandor del sol matutino acaricia mi rostro cuando abro los ojos, y por un momento me quedo quieta, disfrutando del silencio y la paz que invade la habitación. Todo está tranquilo, excepto por el ligero sonido de alguien moviéndose cerca de mí. Me acomodo entre las cálidas sábanas y, al girar la cabeza, lo veo a él.

Chris está sentado en la cama de espaldas a mí, su cabello desordenado y su postura concentrada en algo que sostiene en la mano. Curiosa, me incorporo con cuidado para ver qué es lo que está haciendo. Lo primero que veo es una hoja de papel y observo con una sonrisa cuando empieza a hacer dobleces en el

Me sorprende lo tierno que se ve en ese momento, y no puedo evitar soltar una risita. Chris se voltea sorprendido al escucharme, y rápidamente esconde lo que tiene en la mano. Nuestros ojos se encuentran y, por un instante, compartimos una mirada cómplice antes de estallar en risas.

Se acerca a mí y me besa suavemente entre risas.

—No deberías haber visto eso —murmura entre besos, con una sonrisa traviesa en los labios.

Con una mirada juguetona, Chris se separa ligeramente y me observa con cariño antes de entregarme el corazón de papel que estaba doblando.

—Para usted, hermosa dama.

Siento cómo el rubor sube a mis mejillas mientras acepto el obsequio de Christopher. Por más que intento ocultarlo, sé que no puedo disimular lo mucho que me gusta estar con él.

Mientras sostengo el corazón de papel, sus ojos verdes encuentran los míos y me quedo hipnotizada por su mirada. Es la primera vez que lo veo tan de cerca y me doy cuenta de lo verdaderamente hermosos que son.

—Me está gustando el libro que me diste—dice con una sonrisa, y una risita se escapa de mis labios.

—¿Por eso estás arrancando las hojas?

Su risa cálida resuena en el aire mientras hunde su rostro en mi cuello por un instante, enviando escalofríos por todo mi cuerpo.

—No, solo las páginas que me recuerdan a ti.

El calor sube a mis mejillas de nuevo mientras él me besa, y me dejo llevar por el dulce momento. Cuando finalmente nos separamos, lo observo por un momento y noto algo diferente en su rostro. Se ve más relajado, su sonrisa es genuina y me siento afortunada de poder presenciarla.

—Deberías hacerlo más seguido —le digo con una sonrisa, y él me mira confundido.

—¿Hacer qué? —pregunta.

—Sonreír —respondo, y su sonrisa se amplía mientras me besa de nuevo.

—Supongo que tendré que sonreír más seguido entonces, si eso significa que puedo besarte más —responde con picardía, antes de volver a unir sus labios a los míos en un beso apasionado.

—Estás como para tomarte una foto para instagram —le digo.

—Me parece una buena idea, garabato —me responde con una sonrisa pícara y estira su brazo para tomar su teléfono de la mesa de noche.

Chris nos enfoca con la cámara y nos acomodamos juntos, intentando lucir lo mejor posible. Cuando toma la foto, le doy un pequeño beso en la mejilla. Christopher se ríe mientras revisa la foto en su teléfono y luego me la muestra. No puedo evitar hacer una mueca al verla.

—¿Qué te parece? —pregunta, con una ceja alzada.

—Bórrala —le pido, tratando de contener una risita nerviosa.

Corazones de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora