16 | Problemas de sangre

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16 | Problemas de sangre


Scarlett

Abro los ojos con la pesadez del sueño aún envolviéndome, y me lleva un momento darme cuenta de que no estoy en mi propia cama. Un bostezo escapa de mis labios mientras intento incorporarme, pero un brazo firme rodea mi cintura, impidiendo cualquier movimiento brusco. Es él. Es Christopher.

Su presencia me envuelve, su calor se filtra a través de mí, y mi corazón comienza a latir más rápido ante su cercanía. Christopher duerme tranquilamente y su mano descansa sobre mi estómago mientras mi cabeza se acomoda en su hombro.

Me esfuerzo por girar un poco el cuello para mirarlo. Incluso con los rizos cayendo sobre su frente, tiene una apariencia angelical, como un niño en un sueño profundo.

Recuerdo vagamente la película que estábamos viendo antes de quedarme dormida.

Nunca antes había dormido con un chico. Mis experiencias románticas son limitadas, Henry fue mi única relación, aunque demasiado destructiva para el poco tiempo que duró. Siempre he mantenido una pared entre mí y el amor, convencida de que no soy lo suficientemente buena para nadie, que soy la que nadie elige.

Pero ahora, aquí estoy, enredada con mi falso novio. Esta noche, al menos, hemos dormido juntos, y debo admitir que hacía mucho tiempo que no dormía tan bien.

Sin embargo, la sensación cálida en mi pecho me inquieta. Esto está yendo demasiado lejos. No puedo permitirme otro error.

Con cuidado, me deslizo fuera de la cama sin despertarlo y desactivo la alarma de mi móvil para no despertarlo.

Pero por otra parte, tampoco quiero simplemente irme y dejarlo así, no sería justo. Después de todo, él confió en mí ayer al darme el pago por adelantado. Quizás esta sea mi oportunidad para demostrarle que también puede confiar en mí.

Me deslizo por la cocina, buscando algo que podamos desayunar, pero solo encuentro algunas cervezas en el frigorífico y los muebles están repletos de suplementos para hacer ejercicio. Recuerdo haber visto un pequeño almacén en la otra calle y decido ir a comprar algunas cosas.

Tomo las llaves que Christopher dejó en el comedor y salgo del apartamento tratando de hacer el menor ruido posible.

Cruzo la calle y llego hasta el almacén, que parece sacado de una película. Sin mucho tiempo para preparar algo elaborado, opto por comprar un cartón de huevos, jamón, queso, cilantro y pan tostado.

Al regresar, la puerta está entreabierta y me pregunto si él ya se despertó, pero al entrar lo encuentro profundamente dormido. Decido ponerme manos a la obra y preparar el desayuno antes de que despierte.

Encuentro un sartén y lo coloco en la estufa, dejando que se caliente mientras preparo los ingredientes. Bato los huevos en un tazón, agregando un toque de sal y pimienta. Mientras tanto, corto los ingredientes en trozos pequeños.

Una vez que el sartén está caliente, vierto una porción de la mezcla de huevo batido y espero a que se cocine ligeramente en el fondo. Añado los ingredientes, doblo la otra mitad y dejo que se cocine unos minutos más hasta que esté dorado por ambos lados y el queso se haya derretido.

Me doy la vuelta para tomar algunos platos de la vitrina, concentrada en mi tarea, cuando de repente, escucho un leve ruido detrás de mí. Al girarme, me encuentro con Christopher al otro lado de la barra, observándome con una sonrisa adormilada en el rostro.

—Hola, dormilona —dice con voz ronca —¿Qué estás preparando ahí?

Me sorprendo un poco al verlo tan cerca, pero rápidamente recupero la compostura.

Corazones de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora