21 | ¿Qué me estás haciendo?

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21 | ¿Qué me estás haciendo?


Scarlett

—No olvides llamarme todos los días —me dice Ashley entre lágrimas.

—Por supuesto que no.

—Y cuéntame si hay alguna novedad con el niño rico —agrega ella con un guiño travieso, intentando traer un poco de ligereza al momento.

Una risa suave escapa de mis labios, mezclada con las lágrimas que amenazan con caer.

—Lo haré, lo prometo —afirmo, sintiendo un nudo en la garganta al pensar en todo lo que me espera en los próximos días.

Siento que Christopher me abraza por detrás, rodeándome con sus brazos enormes. Sin pensarlo, hundo mi rostro en su pecho, inhalando su aroma.

No sé cuánto tiempo pasamos así, abrazados en silencio. Cada segundo parece eterno, pero al mismo tiempo, se desliza demasiado rápido. Hasta que finalmente él decide romper el silencio con su suave voz.

—Tenemos que ir a la academia.

Asiento, aceptando que él tome mi brazo para llevarme al carro en el estacionamiento. Dejo que mi cerebro funcione de forma automática mientras me sumerjo en mis pensamientos.

Una vez en la academia, me pongo a pintar, dejando que mis emociones fluyan a través de mis pinceladas. No puedo evitar sentir la mirada de Christopher sobre mí. Ha estado observándome todo este tiempo, y la sonrisa que me dedica me hace ruborizarme.

—Puedes irte si tienes algo que hacer —le digo.

—No. Estoy aquí para apoyarte.

El día pasa volando entre lienzos y pinturas, pero cuando finalmente me detengo, siento un dolor extremo en mi espalda. Me recuesto en la silla, sintiendo el cansancio acumulado a lo largo del día. Sin embargo, también siento una sensación de satisfacción por todo lo que he logrado.

Estoy demasiado estresada y necesito darle los últimos detalles a mi obra, de lo contrario, no se secará a tiempo. Christopher me mira con preocupación mientras me acerco al lienzo

—No te das cuenta de lo increíble que eres —me dice con sinceridad, y su mirada intensa me hace perderme en sus ojos.

Me tenso ligeramente cuando siento sus labios presionar suavemente mi frente en un gesto de apoyo. Su cercanía me hace consciente de lo guapo que se ve, con su camisa blanca que resalta su piel bronceado, su cabello bien peinado y esos jeans que se ajustan a su figura atlética. Una sensación cálida se extiende por mi pecho mientras lo observo que se extiende hacia otras partes.

Tengo que dejar de verlo así.

Pero es imposible cuando veo esos labios gruesos y recuerdo lo bien que besan.

—Respira, amor.

Lo miro fijamente, asintiendo lentamente mientras me sumerjo en sus ojos.

Finalmente, después de algunos retoques finales, acepto que la obra está lista. Justo en ese momento, Victoria llega para felicitarme con una sonrisa genuina.

—¡Scarlett, felicidades! Tu obra es simplemente increíble —me dice con entusiasmo, extendiéndome los boletos para la exposición.


Christopher

Desde que doblo la esquina y diviso la figura de un hombre parado en la puerta de su casa, recuerdo la primera vez que la traje aquí y cómo han cambiado las cosas desde entonces. ¿Quién lo diría?

Corazones de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora