Capítulo 22: Jase

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Miércoles 13 de septiembre, 09:15 am.


—Es inhumano levantarse a está hora —habló Eva cerrando la puerta del coche.

—Y después los dramas los hago yo... —dije en marcha.

—Pasemos por el café.

—Está bien. ¿Qué haremos primero? ¿Casa de tu madre, Daiana, compras? —pregunté mirándola de reojo.

—Pues, Daiana dijo que me llevaría de compras. Entonces deberíamos ir por ella.

—Perfecto.

—¿Estás seguro que no quieres quedarte? Daiana se puede pasar una hora en solo una tienda, es agotador —hizo una mueca.

—Hasta que pierdes la poca paciencia que tienes y la sacas de allí.

Eva sonrió.

—Tienes razón... ¿Y a cenar con mi madre te quedarías?

—¿Quieres que lo haga?

—Bueno... Si querés.

—No —interrumpí mirándola—. Sé clara, ¿quieres o no?

Ella lo consideró un momento.

—Sí, quiero que cenes con nosotras.

Sonreí como un niño.

—¿Por qué sonríes? —preguntó con el ceño fruncido.

—De odiarme a querer que cené contigo y tú familia. Vaya, vaya...

—Que cenes con nosotras no significa que haya dejado de odiarte.

—Ah, ¿no? —interrogué divertido.

—Me sigues pareciendo igual de irritante.

Sonreí mirando sus piernas. Llevaba una falda de tablas negra hasta un poco más abajo de sus muslos, un suéter blanco con cuello de peluche y cierre. Junto con unas botas negras y su collar de siempre, la llavecita. Puse mi mano en sus muslos, sus piernas están algo frías en contraste con mi mano que arden. Sentí como cerró un poco sus piernas en cuanto apoyé mi mano.

—¿Nerviosa?

—Para nada... —apretó los labios evitando mi mirada.

—Abre las piernas.

Eva me miró sorprendida.

—Jase, no creo que...

—Terminemos lo que Jack nos interrumpió anoche —interrumpí.

—¿No que no tenías sexo en el coche?

—Muero por tocarte —respondí acercando mi mano a su entrepierna.

Eva contuvo una sonrisita. Agarró mi mano y la devolvió a mi pierna.

—Si terminamos rápido podremos volver antes a casa —se acercó a darme un beso en la mejilla—. Entonces podrás hacerme lo que quieras.

No sé si estoy más feliz por escucharla decir "a casa", o por hacerle de todo... Se refirió a casa como nuestra casa. Estoy tan enamorado de ella. Me tiene obsesionado.

—Es la primera vez que dices a casa, y no te refieres a ella como mi casa.

Se dió cuenta de lo que acababa de decir. A ella también le sorprendió.

—¿Estás bien? —frené en el semáforo.

Asintió con la cabeza. No parece convencida. Me asusta lo que pueda pasar por su cabeza.

El camino hacia ti...Where stories live. Discover now