Capítulo 23: Eva

1.3K 63 5
                                    


Miércoles 13 de septiembre, 23:10 pm.


Estábamos en casa... Casa, es raro decirle así. No siento que sea casa. Bueno, no lo es... me siento parte, sí. Me siento parte de Jase. Aunque pronto me iré.

—Eva creo que no estás administrando bien la ropa. No puedes llevar cinco sudaderas y solo tres camisetas —habló Jase en cuclillas frente a mi maleta.

—¿Qué quieres que haga?

—Lleva cinco camisetas y tres sudaderas. No —se cortó así mismo—. Mejor lleva dos sudaderas en la maleta, más, la que llevarás puesta.

—Cinco camisetas, dos sudaderas, cuatro pantalones, dos zapatillas y el zapato que me compraste. Luego llevo dos vestidos, dos faldas y dos tops. Ropa interior, medias, elementos de higiene y listo. Tengo todo. Cargador, cámara y eso lo llevaré en la mochila conmigo.

—Ya está, tienes todo —sonrió acercándose a besarme la frente.

—Lo que tengo es sueño.

—¿No me enseñaras algún conjunto de los que compraste hoy? —preguntó haciendo puchero.

—Mhmm, no lo creo. Quiero descansar para mañana, estoy algo nerviosa —conté sentándome en la cama.

—No tienes por qué estar nerviosa. Eres muy talentosa, triunfarás —consoló levantándome y sentándome en sus piernas—. No podemos quitarnos los miedos. Abraza tus miedos y sacá las mejores fotos de la semana de la moda.

—A vos quiero abrazarte.

—¿Yo te doy miedo?

Reí.

—Jamás podrías darme miedo. Sos muy tierno, me dan ganas de hacerlo.

—¿De hacer qué? Pervertida —enarcó una ceja.

Negué con la cabeza divertida.

—De abrazarte.

—He notado que solo tienes la iniciativa del abrazo conmigo, ¿por qué?

—Mhmm, no lo sé.

—No lo haces muchas veces, pero cuando te apetece si lo haces —contó algo preocupado—. ¿Por qué no abrazas a tú madre? ¿A Jared? Se nota que te tiene mucho aprecio.

—Lo sé.

—¿Por qué no te gusta abrazar a los demás?

Lo pensé un momento.

—No lo sé, simplemente no me sale.

—Pero conmigo sí, de vez en cuando.

—Si lo supiera te lo diría —respondí evitando su mirada.

—¿No puedes abrazar a tu madre tampoco? —insistió.

—Jase...

—Solo quiero entender.

—¡Y yo no lo sé! —exclamé poniéndome de pie.

—Está bien, perdón —tiró de mi mano—. Ven, no quiero que te vayas enojada conmigo.

Acepté sentándome de nuevo en sus piernas.

—¿Puedes quedarte callado y abrazarme?

Él asintió con la cabeza pasando sus brazos alrededor de mi cintura.

—Mañana nos llevará Margo al aeropuerto y de ahí me dejará en una sesión de fotos —explicó Jase, acariciando mi espalda.

—Siete segundos... Siete segundos es lo máximo que puedes durar callado —bromeé.

El camino hacia ti...Where stories live. Discover now