Capítulo 40: Jase

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Martes 9 de enero, 09:30 am.


—¿Me estás diciendo que después de decirle que tu ex volvió ella solo se marchó? —preguntaba Lexi detrás de la cortina.

—Así es.

—Pero, ¿¡cómo!?

—Terminé de decirlo y en el momento entró Daiana y se fueron.

—¿Y no la has vuelto a ver desde entonces?

—Efectivamente.

—Pues, creo que eso cambiará ahora —su tono cambió a uno divertido.

Terminé de atar los cordones de la zapatilla para abrir la cortina confundido, y la vi a ella. Eva estaba hablando con Margo, ¿qué hacen por aquí? Tenía la cámara colgando de su cuello. Salí del vestidor y me dirigí hacia ellas.

—Jase, espera —habló Lexi viniendo detrás de mí.

—Hola —saludé.

—Hola Jase —saludó Margo.

—¿Tus fotos siempre son sin camiseta o...? —molestó Eva.

—No te pongas celosa, cariño. Sabes que eres la única que puede tocar mis tatuajes.

Puso los ojos en blanco.

—Eva, ¿me das un momento? —Lexi le brindó su mano y ella la aceptó enseguida, se marcharon hacia otro lado.

—No sabía que Eva trabajaría aquí —me dirigí a Margo.

—Ahora que quieres, ¿no me habías pedido que le consiguiera un trabajo? Pues, aquí estamos. No puedo dejarla ahora, ¿o sí?

—Bueno... —levanté las manos en señal de rendición—. No te enfades conmigo.

Margo suspiró.

—Lo siento, Jase.

—¿Qué sucede?

Me miró con dudas.

—Además de ser mi manager, eres mi amiga. Lo sabes, ¿no?

—Pues, una amiga viene de Nueva York y me dijo de quedar, pero no sé si quiere quedar por amistad o para algo más, ¿sabes?

Me quedé en cortocircuito unos segundos.

—Cuando llegues a la cena lo sabrás, ¿no?

La cara de preocupación de Margo pasó a una seria, creo que la he cagado.

—Gracias... Me has ayudado muchísimo.

Vi cómo se unía a Lexi y Eva. Ellas me miraron, volvieron a mirar a Margo y negaron con la cabeza. Justo antes de que pudiera ir con ellas sentí una mano en el hombro, al girarme me encontré con... Esta chica ya la he visto en algún lado, pero no recuerdo su nombre. Tiene el cabello rubio y ondulado, está vestida con unos pantalones y zapatos de cuero, un top negro que no le tapa el ombligo.

—Que bien te queda el cabello corto, Jase.

Así que sabe mi nombre, por lo tanto nos conocemos, aunque sigo sin recordar el suyo.

—Gracias.

Ella recorrió todas mis facciones.

—Dime que te acuerdas de mí.

—Tu cara me resulta familiar, pero tu nombre... —hice una mueca—. Lo siento.

—Me rompes el corazón, Jase.

El camino hacia ti...Where stories live. Discover now