Capítulo 21. La invitación.

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He pasado toda la mañana en el taller de Violet. Hoy, Yolanda, Aina, Rufus y Donald, han terminado la siguiente prenda de la colección Moda Incomprendida que formará parte de la revista; un vestido palabra de honor de cuadros blancos, negros y grises que está hecho con una tela especial parecida al plástico. Según me han dicho, mañana por la noche será la sesión de fotos y no puedo estar más aliviada de que sea mañana, ya que, por hoy, estoy bastante cansada.

—Sí, Zoe, supongo que nos podremos ver mañana —le digo por teléfono, mientras atravieso la puerta del portal del edificio. Acabo de llegar a casa para cambiarme antes de acompañar a Zack a comer a casa de Violet y Martin—. ¿De verdad es tan importante eso que nos tienes que decir? 

—¡Es muy importante! Al menos para mí, claro —dice ella, riendo.

—¿Y no puedes adelantarme algo? Ya que me has llamado, no vayas a dejarme con la intriga.

—¡Yo llevo dos horas intentando sonsacarle! —Escucho exclamar a Naida de fondo.

—No pienso decir nada hasta que estemos todos reunidos mañana —dice Zoe, firmemente.

—Está bien... —respondo, suspirando—. Ahora os tengo que dejar, chicas. Acabo de llegar y me tengo que cambiar para volver a irme. Aunque si os soy sincera, estoy muerta de sueño...

Zack y yo llegamos a Los Ángeles cerca de las seis de la madrugada después de escapar del spa en Solvang. Y, aunque en el momento en el que pasó todo lo de Will, no me dio tiempo a reaccionar ni a ser del todo consciente de la situación (mucho menos después de la adrenalina ante el hecho de que Zack tuvo que darle con una botella en la cabeza que lo dejó inconsciente y nos obligó a salir huyendo de allí), una vez que llegamos a casa y nos fuimos a dormir, una gran sensación de angustia y malestar, comenzó a apoderarse de mí. Y, si no fuera porque Zack estaba conmigo, abrazándome y diciéndome que todo estaba bien, no habría sido capaz de dormir nada en toda la noche. 

Aún así, no es que haya podido dormir demasiado y por eso es que ahora me siento tan cansada.

—Está bien, Eve, hablamos mañana entonces. Ahora solo intenta no quedarte dormida a donde sea que vayas —bromea Zoe, mientras yo me río y abro la puerta de casa, siendo principalmente recibida por Electra.

Yo la acaricio y la saludo mientras acabo de despedirme de Zoe por teléfono. Es entonces cuando Zack aparece delante de mí.

—Vaya... —murmuro cuando lo veo—. ¿Dónde va usted tan guapo? —bromeo, haciendo que él sonría y niegue con la cabeza. Zack lleva un pantalón vaquero negro y está terminando de abotonarse una camisa del mismo color. Su cabello está alborotado y tiene sutiles ojeras bajo sus ojos. Él tampoco ha dormido muy bien que se diga, pero eso no evita que siga estando igual de guapísimo que siempre.

—Tú sí que estás guapa —dice, acercándose a mí para darme un beso—. Tienes cara de cansada.

—Lo estoy... —respondo, haciendo puchero—. Si no fuera por los dos cafés que he tomado esta mañana, no habría sobrevivido.

—Vaya, por lo que veo, al final le has acabado cogiendo el gusto al café —dice, riendo.

—No me ha quedado más remedio. —Yo me encojo de hombros y me siento en el sofá, llevando las manos a mi cara.

—Eve. —Zack me llama y yo le miro—. Si estás muy cansada, podemos quedarnos aquí. 

—No te preocupes por mí. Estaré bien. Lo último que quiero es que le hagas un feo a Martin al no ir a su casa a comer.

—No creo que él se moleste porque no vayamos... Mucho menos después de la nochecita que hemos pasado... —Zack rueda los ojos.

—La verdad... No sé si sería muy buena idea contarle eso a alguien. ¿Crees que dejar inconsciente a alguien y salir huyendo es un delito?

FADE AWAY [#2]Where stories live. Discover now