Capítulo 22. Un beso inesperado.

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Zack y yo recorremos la casa de Violet y Martin, siendo acompañados por ella hasta el cuarto de baño de su habitación, donde guarda los productos desmaquillantes que necesitamos antes de irnos a dormir. Y, aunque a mí la mayor parte de mi maquillaje se me ha corrido bañándome en la piscina, lo cierto es que aún queda quitarle a Zack el corrector que cubría sus ojeras y el lápiz de ojos que decora su línea de agua.

—Esta es la habitación... —indica ella, una vez que entramos. Luego atravesamos otra puerta que conduce al cuarto de baño de la habitación—. Aquí está el baño... —Violet abre un armario al lado del espejo y de ahí, saca una botella de agua desmaquillante y discos de algodón—. Y aquí está lo que necesitáis. Ahora me voy a ir a fregar los platos y cuando acabéis aquí os indicaré cual será vuestra habitación esta noche —dice ella, haciendo que Zack asienta con la cabeza, antes de responder: 

—Está bien, muchas gracias, Violet —dice él, sonriendo. Violet le pasa una mano por el hombro, antes de salir de allí.

—Dios... —murmuro, sorprendida, cuando veo mi rostro en el espejo.

—Lo sé, la casa es enorme... —dice Zack, agarrando un disco de algodón y echándole agua de la botella desmaquillante.

—Sí, eso también, pero lo decía por mí... Se me ha corrido el maquillaje y parece que me ha pasado un tren por encima. —Zack suelta una carcajada ante eso y yo agarro otro disco para quitarme todo ese maquillaje estropeado de la cara—. ¡Y tú te quejabas esta mañana!

—No es lo mismo, lo mío era estropicio natural y lo tuyo es consecuencia de que el maquillaje y la piscina, no son compatibles.

—Más que estropicio natural, yo le echaría la culpa al insomnio —murmuro, comenzando a desmaquillarme—. Pero por suerte, imagino que esta noche podremos dormir algo mejor.

—Sí, eso no será difícil —responde Zack, soltando una risa suave—. Al menos, aquí no voy a tener que darle a nadie con una botella en la cabeza.

—Eso es un consuelo, ¿eh? —bromeo y Zack se ríe.

—Supongo... —Él suspira—. Aunque si te soy sincero, Eve... Eso es poco, en comparación a todo lo que se me pasó ayer por la cabeza. Ese tío debería estar en la cárcel. ¿Has pensado a la de chicas que ha podido hacerle lo mismo? —pregunta, en indignación.

—Llevo desde ayer por la noche sin haber podido dejar de pensar en eso mismo, Zack... 

—Dios, Eve —Él vuelve a suspirar y niega con la cabeza, frustrado—. No sé que habría sido capaz de hacer si hubiera llegado a hacerte algo. Me habría vuelto loco y seguramente, el que estaría ahora en la cárcel, sería yo.

—Shh... —siseo, tomándole la mano para girarle hacia mí. Luego tomo sus mejillas para hacerle mirarme y él coloca sus manos sobre mi cintura—. No pienses en esas cosas. Todo salió bien al final y fue gracias a ti —susurro, acariciando su mejilla con suavidad—. Ahora tenemos que intentar olvidar esto y seguir adelante, porque al final no pasó nada tan malo como lo que podría haber sido.

—Ya, pero...

—Nada de «peros» —digo, con voz segura—. Tú estás aquí, conmigo. Y yo estoy aquí, contigo. Y estando juntos... —Yo doy un suspiro suave y Zack sonríe. Iba a decir que estando juntos podemos afrontar cualquier situación, por difícil que sea, porque eso es lo que me lleva quedando claro durante todo este último año. Pero antes de que me de tiempo a terminar, Zack acaba por mí.

Estando juntos, Eve, tú y yo somos imparables —dice, con una sonrisa que derrite todo dentro de mí. Entonces acerco más su cara a la mía para besarle con todas mis ganas y con todo el amor del mundo. Él no duda en acercarme más a él y agarrándome en brazos, hace que quede sentada sobre el lavabos del baño de la habitación. Y cuando pasados unos minutos decidimos separarnos para tomar aire, Zack acaricia su nariz con la mía de forma tierna, haciéndome reír.

FADE AWAY [#2]Kde žijí příběhy. Začni objevovat