Prólogo

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Otra pelea. Son las 9:00am y Beca  ya se encuentra discutiendo con su padre el señor Mitchell.

—No. Entiende  Mitchell. El auto que me has dado no sirve en absoluto, quiero uno nuevo —la insolente chica hace una pausa al notar que su padre no le presta atención. Él se encuentra en la mesa de la cocina leyendo el periódico — ¿Te molestaría prestarme atención?

Beca está muy molesta por el desinterés de él, pero la verdad es que el señor Mitchell ya está acostumbrado a los exigentes reclamos de su hija, siempre es lo mismo: "Papá no sirve este celular quiero uno nuevo o necesito más dinero". Es demasiado consentida, siempre ha obtenido lo que quiere, es muy fría, calculadora y no le importan los sentimientos de los demás. Le encanta meterse en problemas y afectar la vida de los que la rodean.

—¡Mitchell, escúchame cuando te hablo! —exige, elevando la voz.

Su padre dobla por la mitad el periódico, lo coloca sobre la mesa de la cocina y lo observa con el ceño fruncido, parece molesto por la falta de respeto.

El señor Mitchell es muy centrado y siempre se mantiene con un semblante alegre, las únicas veces que se le ve enojado o desconcertado es cuando está cerca de Beca. Tanto como padre e hija son atractivos; se parecen mucho, ella tiene sus ojos color azul marino, piel morena y ambos la misma cabellera castaña. La única diferencia entre ellos es algunas arrugas o desgaste físico en el señor Mitchell, que ha dejado el paso de los años. Pero aún así, el logra robar muchos suspiros de sus estudiantes a las cuales le  da clases en la universidad.

—Primero, no me llames Mitchell que soy tu padre, segundo, no te comprare otro auto —poco a poco la molestia en su mirada se disipa y la dulce alegría vuelve a su rostro —si lo quieres, trabaja  y págatelo tu misma —informa él sonriendo, se pone en pie, se acomoda su corbata de cuadros color roja, toma su maletín y sale de la cocina. El sonido de la puerta delantera siendo cerrada es escuchado y unos segundos después el de su auto marchándose.

Beca, furiosa por no obtener lo que quiere, sube a su habitación dando pasos firmes por todas las escaleras lo cual provoca que estas crujan bajo sus pies. Su casa es hermosa pero se siente vacía desde que su madre se marchó; observa las fotos que se encuentran por todo el pasillo y su mirada de enojo cambia a tristeza. No hay ninguna de su madre, pues el señor Mitchell las prohibió.

Se dirige a su habitación. La cama tanto como el resto del lugar es un desastre, hay ropa tirada por todos lados y algunas envolturas de chocolates; hace todo hacia un extremo y sin preocuparse por limpiar, se acuesta. Toma su portátil y hace lo que más le gusta, comienza a crear algunas mezclas. Pero eso no logra llenar el vacío que siente en su pecho, desde hace mucho que nada lo llena.

Pero así es la vida. Las flores se marchitan, las sonrisas se vuelven una mueca cuando la tristeza del llanto las consume, los bellos atardeceres se vuelven una mancha sombría cuando la noche llega. Incluso, el amor de la familia que te servía de fortaleza, en algunas ocasiones, se vuelve tan solo un recuerdo en nuestro subconsciente.

La verdad es que su padre trabaja todo el día y su madre nunca la visita, para Beca es muy difícil hablar con las demás personas, ser sociable no es lo suyo; es por eso que no tiene amigos, ya está en su segundo año de universidad pero no sabe que hará cuando concluya.

Si la amistad no es para ella, mucho menos el amor.

Después de un rato realizando mezclas, busca su móvil pues no sabe donde lo ha dejado, pasa unos minutos revolviendo todo hasta que lo encuentra sobre su mesita de noche, el primer lugar donde debió buscar, estira su brazo pero sin querer golpea algo y este objeto cae al suelo.

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