Capítulo 2

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—Rebeca Mitchell —su padre golpea con el puño la puerta abierta. Si tuvieran vecinos, sería muy probable que ya se hubiesen quejado por el ruido —Levántate mujer. Tu broma de anoche no me pareció graciosa.

Al escuchar los golpes ella se despierta molesta. Pasa sus manos por sus ojos para intentar acostumbrarse a la claridad de la mañana, levanta la vista y se encuentra con su padre quien está de brazos cruzados y ceño fruncido. La joven se acomoda una vez más y pasa su almohada sobre su cara para evitar la molestia de la luz de sol que se introduce por la ventana; cuando está preparada para regresar a dormir, su padre vuelve a golpear la puerta. Una vez que se percata de que su hija se ha despertado, se marcha.

"¿Porque no me deja dormir tranquila?"

Se levanta y nota que su edredón está en el suelo, le parece raro ya que ella es de las personas que no se mueven para nada cuando duermen.

Aún en pijamas, lo cual es llevar tan solo su ropa interior y una camiseta larga, baja a la cocina para enfrentarse con su padre y pedirle una explicación por la tan inusual forma de levantarla.

Al salir al pasillo tiene la leve sensación de que la están observando pero no presta atención. Baja por las escaleras pero cuando está por bajar el último peldaño algo sucede.

—Rebeca Mitchell —le susurran. La voz es  femenina y no suena aterradora, ella cree que es parte del desorden mental que hay dentro de su cabeza.

Puede sentir un suave tacto en su brazo pero en lugar de asustarse lo ignora. Todo lo provoca su mente, de eso no hay duda; o al menos eso es lo que ella piensa.

Camina hacia la cocina y un resoplido se escucha pero ella sólo se centra en el sentimiento de molestia hacia su padre.

—Gracias por esos cálido buenos días —dice la castaña de forma sarcástica.

—Si lo de anoche fue un intento para que volviéramos a casa, desde ahorita te digo que eso no funciona conmigo —él prefiere concentrarse en su taza de café para no provocar otra lucha entre ellos. No ha dado explicación alguna del porqué están en un pueblo que jamás había sido mencionado.

Y es que no han hablado mucho pero con solo ver esos penetrantes ojos avellana te darías cuenta de que no hay que preguntar sobre el tema porque no está dispuesto a ceder a algunas respuestas.

"¿Y ahora de que habla?"

—Mitchell, te informo que no tengo ni idea alguna de lo que hablas —ella está a la defensiva, como cada vez que charla con su padre, por cierto, ellos siempre terminan discutiendo. Se cruza de brazos y lo observa esperando que comience a reír para saber que todo ha sido una broma.

Pero, ¿una broma? 

Por favor... El señor Mitchell es demasiado serio como para hacer algo así.

Es por eso que cree que el lado problemático de su hija fue dotado por los genes de su madre.

—Sabes que... —hace una pausa, deja de ver la taza marrón y observa directamente a la joven — Se lo que estas intentando pero no resultará. Este es nuestro nuevo hogar y no nos marcháremos por más que lo quieras —deja su taza sobre la mesa y sale con rumbo a su auto.

Sus mañanas siempre son así, ya es como una rutina para ellos. Algunas familias no pueden empezar el día si no desayunan juntos; pues con los Mitchell es diferente, ellos no pueden comenzar su día si no han discutido.

Beca permanece un momento sin idea de lo que habla su padre, al escuchar el auto en marcha, ella corre a la entrada, pero llega muy tarde pues él se ha marchado; dejándola ahí completamente sola con una mente muy desquiciada.

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