Capítulo 8.

4.8K 92 1
                                    

Capítulo 8. Consecuencias.

Caminaba hacia mi cuarto, con la carpeta de actividades, y todavía pensando en lo que había pasado. Carlos... era un estúpido, un niño malcriado. Pero eso no justificaba mi comportamiento. Nunca había dejado que me acorralasen de aquella manera. Porque si bien era cierto que él no podía mantenerme presa, también lo era que me podía haber defendido, por mucha paralisis que hubiera tenido en aquellos momentos. ¿Por qué?

Sentía un terrible asco hacia Carlos. No tenía ningún derecho. Después de aquello, probablemente estaba segura de que le odiaba. Con todas mis fuerzas. ¡Joder! Tenía que haber llegado más tarde, para no habermelo encontrado. Hubiera preferido tener problemas problemas con el director a haberle conocido. ¿Acaso era así con todas las chicas? ¿Se creía que por tener unos ojos bonitos, ya podía tratar de cualquier manera a todo el Mundo?

-Ey.

Un chico, vestido ya con el uniforme del colegio, me miró extrañada. Ah. Andaba tan obcecada en mis cosas, que tan siquiera me había dado cuenta de que había chocado con él.

-Lo... lo siento

Le miré más detalladamente. Tenía el cabello castaño, y los ojos marrones, más parecidos al color de la miel. Me observaba atónito.

-No, no pasa nada. Es decir, que un despiste lo puede tener cualquiera, ¿no? Bueno, soy Daniel.

Me dió la mano cuidadosamente. Parecía tímido, pero sin duda, era majo. O esa era mi primera impresión. Mucho más amable que Carlos. ¡Qué decía! ¡Cualquiera era más amable que Carlos!

-Bianca. Encantada de conocerte.

Le miré de nuevo. Era un chico de más o menos mi edad, o eso parecía. Quizás tenía algún año más, pero no menos. La forma en que hablaba delataba su procedencia inglesa. Tenía un acento inglés, diferente al Neoyorquino que poseía yo.

-Bueno, me tengo que ir. Ha sido un placer.

¡Era absolutamente adorable! Me quede observando como se alejaba, sin despegar la vista de él. Nunca había conocido a un chico que fuera tan... así. No había palabras concretas para describirlo. Me había caído muy bien, de eso estaba segura. Esperaba encontrarle más veces, y poder hablar con él, con más calma.

Subí las escaleras con tranquilidad. Era el día más extraño de mi vida. Y por un momento, sentí que me había olvidado completamente de lo que había dejado en mi casa. Era indudable que echaba de menos a mi gente, pero tenía la esperanza de verles en tan solo un año, así que... Se me renovaron las esperanzas. Esperaba que hubiera más personas como Daniel y como Eve en el internado. Lo esperaba con los dedos cruzados.

Esta vez, no me había costado tanto subir las escaleras, aunque me seguían pareciendo interminables. Agradecía de que solo me hubiera tocado en el tercer piso, pero me daba pena que no pudiera estar en el segundo, junto con Eve.

Caminé en busca de mi cuarto a través del pasillo, sin darme cuenta de que, como me había ido tan rápido, no me había acordado de coger las llaves. Llamé a la puerta, y recé para que mi compañera no estuviera tan ocupada como para no abrirme. O simplemente, para que no se hubiera ido.

Solo un paso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora