Capítulo 104.

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Capítulo 104. Nothing would change.

Esto no podía estar pasando. La postura en la que estaba con Daniel era realmente poco favorecedora, sobre todo para verla desde fuera. No tenía que haberle cogido de la mano, sabiendo que Carlos podía vernos. Sabía cómo se sentía respecto a Daniel, después de saber lo que me había hecho en ese aula el otro día.

Me miraba con gesto de enfado, con los puños apretados a cada lado de su cadera. Sus ojos expresaban impasibilidad, y desgana; y su boca se curvaba en una muestra nada agradable. Estaba bien jodida.

-Te he hecho una jodida pregunta. ¿Estás sordo?

Se acercó unos pasos a él, y yo retrocedí por instinto. Verle así, comportándose según la mierda esa de los celos; era superior a mí. Sabía que no me gustaba nada, pero aún así parecia no poder controlarlo. Además, yo me comportaba de manera parecida cuando le veía con "alguien más". Si quiera me parecia de Sonsoles.

Tanto razonamiento lógico me había apartado de la realidad, tanto que no había podido distinguir como Carlos había cogido a Daniel del cuello de la camisa. Oh, Dios. Ya era la segunda vez que hacía esto, y él no tenía culpa de nada. Yo había tomado la iniciativa de ir con él.

Me puse entre medias de los dos, y empuje a Carlos con la poca fuerza que tenía, pero al parecer fue suficiente. Él me miró confudido, y yo le volví a empujar, lejos de Daniel.

-¡Para de una vez! ¿Te estás dando cuenta de cómo eres?

¿Qué pretendía? ¿Matarle? Ni siquiera los celos hacían eso. Y por supuesto, no tenía justificación alguna. Daniel y yo no estábamos haciendo nada, ¡joder! ¿No se daba cuenta de qué solamente intentaba tratarle como a un amigo?

-Este subnormal, Bianca, es el mismo que te llamó prostituta. ¿Quieres de verdad que no le mate?

Se acercó a él de nuevo, y Daniel intentó, de manera patética, defenderse. Yo me volví a interponer entre los dos. En teoría, sabía que Carlos tenía razón, pero no tenía derecho a recordarlo. Ni siquiera recordaba habérselo dicho, en realidad. Y si yo había decidido perdonarle, él tendría que aceptarlo, y aprender a vivir con ello.

-Ya está arreglado. Es mi maldito asunto, y si decido perdonarle, pues le perdono.

Estábamos hablando de Daniel como si él mismo no estuviese presente, pero la verdad es que estaba delante de nosotros, escuchando. Le miré, y él prefirió simplemente mirar al suelo, lo que me dio algo de pena. No era una persona muy fuerte, y Carlos no paraba de hacerle daño.

Carlos dejó de sonreír inmediatamente, y me agarró del brazo. Fuerte, casi me hacía daño. Empezó a arrastrarme hacia atrás como si nada, como antes había hecho yo con Daniel. Y yo le agarré de las manos, intentando pararle; pero no pude hacer nada para impedir que siguiera andando. Mi fuerza, cuando él estaba activo, no valía una mierda.

De repente, y cuando nos habíamos alejado bastante, suspiró, y me soltó del brazo.

-¿Soy el único que ve lo subnormal que es ese capullo o qué?

Pegué un salto ante su respuesta. No me esperaba que dijese justo lo contrario a lo que verdaderamente ocurría.

-¿Qué narices te pasa?

Dio un golpe a la pared enfrente suya, y apretó la mano en un puño, al lado de su cadera. Como conteniéndose de algo, pero ¿de qué?

-Tú eres lo que me pasa, Bianca. No te das cuenta de nada... A ese jilipollas le gustas, ¡joder!

Bueno, en realidad eso no era del todo cierto. Le gustaba, en pasado, pero no sabía si seguía gustándole. No me importaba mucho, la verdad.

-Solo somos "amigos". No me gusta, lo sabes, ¿o no te fías de mí?

Él se limitó a reír, y a acercarse a mí.

-No me fío de él, que es diferente.

Y así, como si nada. Desconfiando de mí, como si yo le hubiese dado motivos para hacerlo. Como si le hubiese engañado alguna vez, sabiendo que era el único con el que no lo había hecho.

-Eres tonto.

Una parte de mí deseaba volver media hora atrás, o quizás a esta mañana. No hubiese cogido de la mano a Daniel, y no hubiese enfadado a Carlos. Él seguiría siendo celoso, y posesivo; pero al menos no estaríamos en esta situación ahora. ¿Por qué no podía ser todo como cuando acabábamos de hacerlo?

-Pues anda que tú.

Suspiró, y yo me acerqué a él lentamente, dejando pasar por alto que yo también estaba, supuestamente, cabreada.

-A mí no me gusta Daniel, Carlos. ¿Sabes por qué?

Él levantó los ojos, y no pude evitar preguntarme cuándo dejaría de ser tan estúpido. Cuándo se daría cuenta.

-¿Por qué?

Giré la cabeza, y le sonreí. Como siempre lo había hecho, intentando calmarle.

-Porque solo me gustas tú.

Él hizo amago de abrazarme, pero yo me aparté. No podía estar tan cerca de él, o se me nublarían las ideas. Se había portado tan mal... Y sin embargo, tenía unas ganas irremediables de abrazarle.

-Mierda, Bianca. Joder.

Apretó los puños a su alrededor de nuevo, y se mordió el labio. Luego pasó mis defensas, y me rodeó con sus brazos, colocando su cabeza en mi cuello, y dejando un beso en el lugar donde el pulso era más evidente, donde sabía que tenía mi debilidad.

Me daba cuenta. Sí, tenía un novio guapísimo, psicópata (y nunca mejor dicho) manipulador, con ciertos brotes psicóticos, celoso, chulo, arrogante, egocéntrico, ególatra, y tantas cosas más... Y yo en lo único que no paraba de pensar era en lo adorable que era, aunque se hubiera comportado como un subnormal.

-Como ese capullo se vuelva a acercar a ti, no respondo.

Yo negué con la cabeza, y me separé un poco para mirarle. No veía el motivo por el cuál Daniel no podía acercarse a mí, la verdad. Ya le había dejado mis sentimientos claros al respecto.

-¿Te vas a hacer el duro ahora, en serio?

Mi tono era algo amargo, pero es que no soportaba que pensase de esa manera. Daniel era mi amigo.

-Simplemente te estoy avisando. No quiero verte con él. No quiero verte con una persona que es mejor que yo, lo que me repatea muchísimo. Él puede...

ESPERA, ¿QUÉ?

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