Capítulo 89.

2.3K 60 21
                                    

Capítulo 89. Up We Go.

Ya era la hora de la cena, y seguía caminando sola por los pasillos, como una maldita alma en pena. Rápido o no, no pensaba en Carlos, porque prefería dejarlo pasar. Continuaba pensando en Marion y en Alexan... Humprey. Realmente me había llamado la atención su comportamiento.

-Bianca.

No necesité levantar la cabeza para averiguar quién estaba detrás mía. No me importaba lo más mínimo. Había decidido ignorarle, porque no podía mirarle a la cara.

Continué caminando, sin girarme. Pero unos pasos siguieron detrás mía. Carlos no estaba solo. Pero no quería ver quién era el afortunado.

-Espera un segundo, ¿vale? Ahora vuelvo.

Llegó a mi lado, y me retuvo del brazo. Me giré para apartarle, pero solo alcancé a ver a una chica que nos miraba. Alta, rubia, y bastante más guapa que yo. Bueno, más bien miraba a Carlos.

Volví a caminar, pero Carlos me volvió a impedir avanzar más de dos pasos. Me miró fijamente a los ojos, y me hizo mirarle a él. Por poco tiempo, ya que tuve que bajar la cara. Pero exploté. Me sentía impotente frente a él.

-¿Tu nueva novia? ¡Maldita sea! ¡Solo han pasado unas horas! ¿Es esa con la que tú...?

Parecía una jodida loca, sí. Porque ya no tenía derecho a preguntárselo, aunque sí a saberlo. Estábamos juntos hacía solo unas horas... Y ya estaba paseándose con otra. No debía haberme dejado engañar por alguien así.

-Se llama Sara. Es solo una amiga.

Bueno... ¡Es que eso ya era lo que me faltaba! ¿Era una puta broma? ¡Cómo si se llamaba Eve 2.0! ¿Una amiga? Já. Já. Já. ¿Me seguía mintiendo? ¡Es que esto ya era alucinante por su parte!

-Ya. Puedes irte con ella si quieres, ¿vale? No necesito que estes aquí conmigo ni nada por el estilo, si eso es lo que te preguntas.

Hicé ademán de andar hacia delante, pero su brazo volvió a impedírmelo. Me estaba cansando ya de eso. Quería que me dejase en paz de una vez. Que no me dirigiese la palabra durante un tiempo. ¿Para siempre? Quizás.

-Bianca... Acabemos con esta mierda.

Me acercó rápidamente a él, con gesto enfadado; y yo me separé de manera instintiva. No iba a permitir que intentase algo de nuevo... No le iba a dar la oportunidad.

Me di la vuelta, y sin mirarle, empecé a caminar. Me daba igual que me siguiese cogiendo del brazo, o que hiciese lo que le viniera en gana. Yo solo quería alejarme de él.

-Adiós, Carlos.

Me giró de nuevo, e intento besarme. Se estaba pasando ya, estaba harta de la situación. ¿Qué no entendía de que quería que se fuera?

-No.

Me apretaba fuerte del brazo. Me hacia daño. Y su cara me decía que no iba a soltarme. Me estaba empezando a poner nerviosa. Carlos...

Me desprendí de él como pude, y le miré a los ojos. No le reconocía, nunca le había visto tan enfadado. Aunque yo también lo estuviera.

-Que te vayas, ¡joder!

Le señalé el pasillo, pero hizo caso omniso de mis peticiones. Empecé a dar golpecitos en el suelo, impaciente. Su cara cambió a sorpresa, y se apoyó en la pared frente a mí. Me miró firmemente.

-¿Sabes? De acuerdo. Yo me voy si tú eres capaz de mirarme de una puta vez a los ojos, y repetírmelo.

Puso su mano en mi cintura, y yo miré al suelo. No. No podía dejarle, pero era como si todas mis defensas quisieran lo contrario a lo que yo quería. Que... Permaneciese ahí.

Carlos me había mentido, había jugado conmigo, se había reído de mí. Y yo me había dejado como una verdadera subnormal, enamorándome de él.

Ahí estaba, simplemente, frente a mí, y mirándome penetrante. Queriendo que yo le dijese que no lo quería, simplemente. Y yo quería hacerlo.

-¡Hazlo!

Seguía siendo igual de tonta, era una jilipollez querer negarlo. Porque no podía decírselo. Las palabras no querían salir de mí. Y era una verdadera mierda.

No podía mirarle a los ojos, pero necesitaba que se fuera. Cuanto antes. Porque estaba empezando a dudar, y eso no era bueno. Porque siempre que había dudado estos días... Le había escogido a él, y la verdad era que me había hecho mucho daño.

Tenía que decirselo, pero no sabía cómo. Solo quería que se fuera de una maldita vez, y que me dejase sola. Por supuesto que no iba a dejar de gustarme en unas horas, pero por lo menos, podría haber aprendido una lección.

Unas lágrimas se resbalaron por mis ojos cuando le miré, y pronuncié la mentira más grande que había dicho posiblemente en toda mi vida.

-No... Te quiero,Carlos. No te quiero. Y no puedo perdonarte. Vete.

Pestañeó, y me limpié las lágrimas. Ya estaba todo dicho. Verdad o no, eso era todo lo que me había pedido. Y no de manera muy convincente, pero al fin y al cabo, era lo que quería decir desde el principio.

-Mientes.

Dió un puñetazo a la pared, y se alejó de mí, sin más. Respiré profundamente, y evité ponerme a llorar de nuevo. Era una débil de mierda.

Comencé a andar hacia donde me había alejado, siguiendo el camino contrario al que había tomado Carlos. Me dieron ganas de golpear algo. La pared, el suelo, a alguien. A Eve. A Humprey. Al Mundo. Aprender a defenderme de una puta vez.

Me dirigía hacia el comedor, al contrario que antes. Tampoco es que controlara mucho mis pies, ni que tuviera hambre. Simplemente me movía.

Era demasiado trágico, mi vida se había convertido en un jodido drama. Yo nunca había tenido una relación así, tan complicada. Y tan estúpida. Nunca había sido tan ingenua. Era todo el maldito internado.

-Hola.

¿Era a mí? Me giré, y unos ojos azules me sorprendieron. ¿Bonitos? Lo siguiente. Y sabía perfectamente quién era el chico que sonreía tan ampliamente enfrente de mí.

¿Podía ser que alguien cambiase mi estado de ánimo tan rápido? Sí. Marion lo había hecho antes, y Axel lo estaba haciendo ahora. Y no sabía cómo podía dirigirme aún la palabra. No me lo merecía.

-Hola, Axel... Te quiero pedir...

Me interrumpió justo cuando me vi obligada a pedir perdón. Por todo. Por haber elegido a Carlos. Por haberle demostrado que valía una puñetera mierda. En vez de eso, él me había cortado pasándome un brazo por los hombros, suavemente. ¿Me había perdonado?

-¿Vas a cenar?

Me quedé parada un instante, y luego continué el paso, riéndome. No me esperaba esa pregunta, aunque la respuesta estaba más que clara. Quería pasar más tiempo con él. Que lo hubiera dejado con... Carlos, no significaba que no quisiese tener amigos.

-Sí, pero no tengo mucho hambre.

Sonrió a mi lado, y me estrechó más fuerte. Era extraño... Me sentía bastante bien cuando hacia eso. ¿Le podía considerar mi amigo? Al fin y al cabo, también se había preocupado por mí. Y me hacia reír bastante. A parte, si era capaz de perdonarme por ser estúpida, si que era buena persona. Yo no lo hubiese hecho si hubiese sido él. Me había pasado.

-¿Vienes conmigo?

Asentí con la cabeza, y seguimos caminando. Me apetecía... La verdad. Aunque era algo extraño que me lo preguntase.

-¿Te puedo decir una cosa?

Volví a asentir. Sí... Cada vez era más extraño. ¿Por qué no iba a dejar que me preguntase lo que quisiera? Bueno... ¡A ver qué tipo de pregunta!

-Me encanta verte sonreír, así que no me enseñes tus lágrimas, ¿de acuerdo? Ni a mí, ni a nadie. Nadie se las merece.

*********

¡¡¡Tatatachán!!! ¿Cómo se ha podido enterar Axel de eso? A lo mejor tenemos un pajarito por ahí, ¿eh?

Besos, y votad, por favor:)

PD: ¿Quereis que haga un Flashback de lo que verdaderamente ocurrió el lunes?

Solo un paso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora