Capítulo 30.

3.9K 63 3
                                    

Capítulo 30. Sentimientos.

Carlos se levantó de su asiento, y vino hacia nosotros. Pude verle aún el abrazo de Daniel, porque estaba de cara a él. No me soltaba, y la verdad es que esa situación se había vuelto un tanto incómoda para mí. No era que no me gustara que me abrazaran, solo que nunca me había abrazado un chico de esa manera tan insistente.

-Eh. Hola, Daniel.

Su voz expresaba un matiz grave, que no había oído hasta ahora. Noté sus brazos alrededor de mi cintura, y también como me separaba de él lentamente. ¿Por qué Carlos le había llamado de esa manera?

-Hola, Carlos.

Daniel suspiró. ¿Se conocían? Oh. ¡Claro que sí! Bianca, los dos llevaban ya años acudiendo al internado... ¿Eran amigos? Por el matiz de la voz de Carlos, supuse que no; aunque la verdad, no tenía ni la más remota idea.

-Si me perdonas, estaba hablando con Bianca.

Mirada desafiante por parte de Daniel. Carlos me agarró más fuerte, negándose a soltarme. ¿Daniel había sido borde con él? Sí, casí tanto como con la chica que había conocido antes... Igualmente, quería hablar con él, pero no quería separarme de Carlos... aunque me diera algo de vergüenza que nos viera así. ¿Por qué me daba vergüenza? No me tenía que esconder de nadie, y delante de esas chicas, no me había escondido antes... ¿Por qué delante de él...? Daba igual.

-Ya... bueno, yo hablaba con ella antes... de que me la quitaras.

Esa frase, dicha por Carlos, sonó como lo peor del Mundo... como si yo me tratase únicamente de un objeto. Aún así, había un sentimiento oculto en aquella frase, pero no llegaba a descifrar cuál era. Me solté de los brazos de Carlos bruscamente, cabreada.

-¿Eso es lo qué soy para tí? ¿Un puto trofeo?

Empecé a andar hacía mi cuarto... y para mi suerte, ninguno de los dos me siguió. Se habían quedado parados tras mi pregunta. Desde luego, me sentía fatal por lo que me había dicho Carlos... ¿Había dejado que jugara conmigo? Sí, y que me consiguiera. Todo había sido muy fácil para él.

Se me soltaron las lágrimas en el mismo momento en el que salí del comedor. Había sido gilipollas. Gilipollas por creer que Carlos escondía algo más detrás de esa fachada.

Solo un paso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora