Capítulo 11

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Ya pasaba del medio día, Jade estaba vestida, lista con bolso y cámara fotográfica en mano esperando, y no sabía qué hacer.

Por un lado sabía perfectamente que su padre se enteraría si iba sola a la fiesta en la piscina y no quería causarle otro disgusto más, pero también estaba segura de que Rayder no tenía ningún trabajo que hacer, la noche anterior habían discutido porque él no quería acompañarla y ella estaba decidida a ir, tanto ella como su amiga Claudia esperaban este día y lo habían planeado desde antes que todo entre él y Jade empezara.

Y tenía certeza de que él seguía en su casa, la camioneta seguía en el mismo lugar que ayer. Fue a sentarse al sillón, con el pie moviéndose sin parar y checando el reloj cada diez segundos, echó aire por la boca con desespero, lo pensó medio segundo y decidida salió a buscarlo, fue a la puerta trasera de la casa de él y tocó pero no hubo respuesta.

-Rayder....- lo llamó apoyando las manos y la cara en el cristal de la ventana buscándolo, no estaba ahí.

Regresó a su casa, subió a su habitación y se asomó por la ventana. La habitación de él estaba justo frente a la de ella, el cristal estaba abierto y las cortinas medio abiertas. Alcanzaba a ver parte de la cama y vio movimiento.

-Sé que estás ahí...- espero, nada. -¡Rayder!

Tamborileo los dedos en el marco, entrecerró los ojos y sacó el pie al entramado, luego el otro, pasó por la rama con cuidado, de ahí se agarró al tronco para pasar a la rama que estaba más cerca de la ventana de él.

¡Ay virgen pura de la piedad! ¡Que no me caiga!

Se sujetó de una rama más alta con ambas manos y caminó lenta y con precaución hasta que llegó a la ventana de Rayder, entró y ahí estaba acostado durmiendo.

-Te voy a...¡Rayder Hunter! ¡DESPIERTA!- él apenas si se movió, Jade se acercó a la cama y jaló las cobijas -Hace un calor infernal y tu tapado hasta la cabeza, no te creo que estés dormido ya pasa del medio día ¡levántate soldado que tenemos una misión especial! ¡vamos! ¡vamos!

Cuando lo destapó y lo vio supo que no estaba bien, tenía el cabello y la frente sudorosa, la playera estaba pegada a su cuerpo mojada y estaba temblando -Dios, Rayder ¿qué tienes?- se sentó en el borde de la cama y le tocó la frente -Estás ardiendo en fiebre.

Él apenas si se movió -¿Qué haces aquí? Dijo él con los ojos entreabiertos -¿Cómo entraste?

-La ventana, vine a buscarte para que me acompañes a la fiesta.

-No me siento bien, creo que me hizo daño la mojada de ayer.

Le tocó las mejillas sonrosadas por la temperatura elevada -Necesitas algo para bajarte la fiebre ¿Dónde guardan las medicinas?

-En el baño, el espejo.

Fue al baño y buscó, encontró Ibuprofeno. Agarró el vaso que estaba en el lavabo, lo llenó con agua y se lo llevó -Ten.

Rayder se incorporó lo suficiente para tomar la pastilla y luego se dejó caer en la cama de nuevo -Me duele mucho la espalda- hizo un gesto de dolor.

Jade recordó cuando era niña y tenía fiebre, su madre acostumbraba darle un baño con agua tibia para bajarle la temperatura, y pensó en la posibilidad.

No seas una lujuriosa, el pobre está enfermo y tú pensando en verlo desnudo bajo la regadera.....no, en la regadera no, en la tina estaríamos mejor.

La hija del GeneralOnde as histórias ganham vida. Descobre agora