Capítulo 28

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Veinticuatro horas antes de partir.

2:00 pm.

En el taller mecánico el ruido escandaloso  de una vieja Chevrolet pick up 1963 se escuchaba, vestido con overol de mezclilla lleno de grasa de automóvil estaba Nathan frente a la camioneta reparando el motor en mal estado.

—¡Apágalo!— gritó a uno de sus ayudantes y cerró el cofre —listo, quedó ronroneando como lindo gatito, uno muy viejo. Llama al señor Wilson y avísale que ya puede venir a recogerla.

—Si patrón— el ayudante hizo una seña hacia la puerta del taller, Nathan se giró y vio de quien se trataba.

—Hunter— se limpió las manos con un trapo.

—Nathan— se saludaron de mano.

—¿vienes a ver los avances de tu camioneta?— en una esquina de taller estaba la Ford eco sport, caminaron y le mostró los avances —como puedes ver ya se arreglaron todas la abolladuras y se pintaron los defectos, los espejos laterales y el parabrisas llegan mañana de la fábrica. Pasado mañana la tendré lista.

Le echó un vistazo donde tenía los golpes del bate, apenas si se distinguía una pequeña irregularidad —Luce bien.

—Si. Trabajamos lo más rápido posible, pero los proveedores son los que no se apuran, sino ya estuviera arreglada.

—Hiciste un excelente trabajo— pasó la mano por el toldo de la Ford eco sport.

—Mis ayudantes y yo nos esmeramos, será como si no hubiera pasado un huracán llamado Jade a darle con una bate a tu camioneta como si fuera piñata— comenzó a reírse.

Rayder negó con la cabeza y casi rió.

—En el asiento del copiloto había regados folletos de casas, todo está en la guantera— informó Nathan.

Apretó la mandíbula y asintió. Los folletos que esa noche iba a enseñarle a Jade, planeaba buscar una casa donde vivir. Su casa. —Escucha ¿puedo hablar contigo? necesito me hagas un favor.

—¿Y ahora qué demonios ocurre?

—¿Tienes tiempo para una cerveza?

—¿Para una cerveza? Siempre.

**

= En The Bucket Trade =

En la puerta el letrero con la palabra cerrado colgaba, dentro del bar sentados en la barra estaba Joe de brazos cruzados, Nathan con una botella de cerveza y él con una vaso de agua mineral. A Rayder le habían dado permiso especial para salir de la Base por un par de horas con el propósito de ordenar asuntos personales antes de marcharse y quería despedirse de ellos.

—Así que te vas— le dio un par de tragos a su cerveza —¿algún tipo de misión ultra secreta?— dijo Nathan en tono de broma.

—No puedo hablar de eso— se rascó la barbilla.

—No jodas, entonces si es secreto. Los rumores son ciertos ¡eres un súper soldado!

—Nathan— lo reprendió Joe —donde quiera que te envíen rezaré por ti chico— dijo a Rayder.

—Gracias Joe.

—¿Y cuál es el favor que quieres?

—¿Podría dejar la camioneta en tu taller? Cuando esté reparada ya no estaré y no tengo fecha de regreso.

—Seguro, no hay problema.

—Gracias Nate. ¿Cuánto es por la reparación? Te voy a pagar antes de irme.

La hija del GeneralWhere stories live. Discover now