Capítulo 12

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Pasaron dos días.

El General Asher regresó de viaje y Jade tenía en mente lo que Greta le aconsejó, acercarse a su padre y ganarse su confianza. Aunque le era difícil por los tiempos de trabajo del General procuraba estar cerca de él siempre que coincidían en la casa, comían juntos y hablaban, todo parecía avanzar entre ellos a pasos lentos pero tanto Robert como Jade lo estaban intentando y eso la hacía feliz,  amaba a su padre y quería restablecer el vínculo fracturado.

Los padres de Rayder, el Coronel Philip Hunter y su esposa Teresa también habían regresado de sus vacaciones en Florida antes de la fecha acordada, eso y el trabajo pendiente de Rayder impidieron que pasaran tiempo juntos, los dos estaban ocupados pero pensándose a cada instante, eso era inevitable.

*****


—Esta noche iremos a cenar a casa de los Hunter— le informó Robert a su hija, ambos estaban en la sala, ella leyendo un libro y él observando las noticias en la t.v.

—Por favor no— se le salió a Jade —quiero decir, ¿tengo que ir yo también?

Asintió serio —Nos han invitado y ya he confirmado. Espero no interfiera con tus planes.

Jade suspiró con resignación, no quería enfadar a su padre, habían avanzado a paso de tortuga en su relación y no quería ir de revés solo por negarse a ir, su padre consideraba a Philip casi como un hermano.

—Voy a preparar una ensalada dulce para llevarla a la cena ¿te parece?

—Como quieras— se levantó del sillón de cuero café —voy a estar en mi despacho— dio un par de pasos y antes de dejarla dijo —nos esperan a las mil novecientas treinta horas en punto.

Asintió —Señor.

Jade fue a la cocina, sacó del refrigerador zanahorias, manzanas, leche condensada, crema y nueces, buscó la tabla para picar, un bowl y se puso a hacer la ensalada. Sus pensamientos se dividían: tenía ganas de asistir a la cena, la única razón: Rayder. Tenía ansias por verlo.

Pero por otro lado estaban los padres de él, Philip y en especial Teresa, eso alteraba sus nervios como nunca antes.

Teresa Hunter: mujer de estatura menuda, ojos azules, voz angelical y carácter de los mil demonios.

Cuando Madeline murió, Philip apoyó a Robert mudando a su familia a la casa de al lado, no podía dejarlo solo en una situación tan dolorosa pues sabía perfectamente cuanto había sufrido su mejor amigo, primero con penosa enfermedad de su esposa para luego quedar viudo y con una hija pequeña.

Jade era una niñita de siete años que había perdido a su madre y todos pensaron, incluso su padre que por su temprana edad no tenía completo conocimiento de lo que pasaba, no pudieron estar más equivocados. Estaba triste y enojada, había perdido a su madre y desde ese momento cambió: no hacía caso a nadie, se escapaba de la escuela para ir al bosque a jugar entre otras cosas mas y todos creyeron que se había convertido en una rebelde. 

Jade conoció a Teresa en esa época, fue de una manera desafortunada y lamentablemente para mal.

Eso aunado al comportamiento hostil que Jade mostró al hijo de ella marcó la relación.

Teresa la despreciaba.

Y era consciente, sabía que era bien ganado el rechazo pues no era para menos, aun así esperaba fervientemente que después de tanto tiempo los pecados del pasado hayan quedado justamente ahí, en el pasado.

De verdad que lo esperaba.

Terminó la ensalada y fue a su habitación a arreglarse, quería causar una buena impresión, buscó entre su ropa algo sobrio, un vestido negro sin mangas recto y largo hasta las rodillas, se peinó y maquilló.

La hija del GeneralWhere stories live. Discover now