Capítulo 20

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Los presentes, que simplemente estaban ayudando a la princesa, se quedaron congelados por el grito del príncipe y miraron al chico con lástima.

-He dicho ¿Qué haces aquí? – la voz del Uchiha sonaba tan fría.

-Yo...yo solo vine a ayudar- no entendía que había hecho mal para que su amigo se enojara de esa forma.

-¿Ayudar?- Sasuke miro a Sakura -¿Tú se lo ordenaste? -

-Así es su alteza, no tenía a nadie que me ayudara, así que se lo pedí -

Sasuke sonrió falsamente - ¿Recuerdas lo que dije ese día? Ahora él está bajo mi mando y no tienes el derecho de darle órdenes -

El ambiente se volvió pesado, los sirvientes empezaron a temblar por miedo a que se desatara una discusión enfrente de la maestra.

-Joven Uchiha, si no quiere que su sirviente esté aquí puede llevárselo – dijo Tsunade con una sonrisa – Nosotros debemos continuar-

-Cierto, no debo de interrumpir sus clases, entonces si me permite- tomó la mano de Menma, que salto de sorpresa por su agarre repentino – Nos retiramos – se dio media vuelta y caminó hacia la puerta.

-¡Sasuke Uchiha! ¡Detente! – Sakura grito fuertemente, su cara enrojecida por la vergüenza.

Sasuke hizo caso omiso y siguió con su camino.

-¡¿Cómo te atreves a ignorar así a tu futura esposa?!-

Sasuke solo sonrió maravillosamente y detuvo sus pasos.

Sakura estaba aturdida, roja del enojo. Ya no aguantaba más la fría actitud del azabache, ella siempre fue querida y mimada. Su futuro esposo la trataba peor que un insecto y lo peor de todo que siempre lo hacía enfrente de todos.

- Si, sigues actuando así, le diré a todos la clase de persona que eres-

-Sasuke...- Naruto se preocupó, no quería que se arriesgara por él, una persona que no valía la pena – Es mejor que lo dejes- quiso apartar su mano, pero no pudo.

Sasuke respondió con calma sin necesidad de mirarla – No se a que te refieres y es mejor que no te metas en problemas. Recuerda que el clan Uchiha es más superior que el clan Haruno y no sé por cuánto tiempo mi padre te va a proteger-

Sakura miro al azabache, sin palabras. Parecía incapaz de responder sus amenazas -Yo...yo simplemente- se dio cuenta que no podía serle frente y decidió huir de la situación.

-¡Princesa!-

Varios sirvientes, que no tenían idea de cómo reaccionar, corrieron tras Sakura.

Sasuke cerro los ojos y suspiro -Vamos- lo jalo de la mano y lo llevo a rastras al palacio.

-Sasuke, creo que no debiste de ser tan grosero con Sakura-

El azabache lo miro de reojo- No deberías defenderla-

.-No lo hago, pero aun así creo que deberías de tratar de ser amable, pasaras tu vida con ella -

- ¡Mierda!-

Naruto se estremeció por su tono de voz.

-¿¡Quieres dejar de decirme que pasare mi vida con ella?!, ¿Qué tengo que amarla? ¿Ser amable?, ¡Deja de atormentarme tu también! -

El rubio retrocedió sorprendido. Su pierna tropezó con una piedra, lo que lo llevo a tambalearse hacia atrás, pero Sasuke lo tenía agarrado a un de la mano y evito que se cayera. Tiró de su brazo hacia su pecho y miro sus ojos desconcertados y apagados.

Con sus rostros a unos centímetros de distancia. Naruto podía escuchar sus respiraciones irregulares y escucho como el azabache susurraba.

-No quiero que me vuelvas a preguntar, me hace mal que tú me lo digas-

Naruto no respondió y solo asintió con la cabeza.

-Lo siento-lo soltó- Regresa a tu habitación, tengo cosas que hacer-

- Esta...bien-

El azabache bajo su sombrero hasta tapar los ojos de su amigo y le planto un beso en la mejilla -Nos vemos- se retiro con una sonrisa de satisfacción.

Naruto se quedo parado sin mover ni un musculo. Su cerebro estaba captando lo sucedido y se sonrojo violentamente. No podía creer que el azabache lo hubiera besado en la mejilla, así como si nada y lo peor es que enfrente de sus soldados.

-¡Está loco! ¡Perdió la razón! - grito a la nada- ¡Enfermo! ¡Deberías dejar de beber! -

-¿Menma?-

Naruto se sobresaltó y volteó hacia atrás -¿Si?-

-¿Con quién hablas? -

-Oh, con nadie- subió su sombrero para mirar a su amiga – ¿Sucede algo? -

-Necesitan nuestra ayuda-

-Está bien, vamos-camino hacia ella y la tomo de los hombros -Vamos a trabajar- la empujo suavemente para que caminara.

Toda la noche se la pasaron en decorar el salón, tenía que quedar perfecto en el día de la boda. Esa noche los sirvientes se acostaron a las 3 de la mañana y solo esperaban que valiera la pena.

Así pasaron los días, ocupados en mostrar un buen ambiente y en hacer bien su trabajo. Durante esos días, Naruto no vio al azabache, ni siquiera en los pasillos y eso le resulto extraño, pero no tenía tiempo para preocuparse.

El día de la boda llego. El ruido de tambores y petardos lo levantaron de su sueño. Se levanto del suelo, se vistió y se puso el sombrero siempre cerciorándose que su cabello no se viera.

Varios golpes en la puerta llamo su atención-¿Sí?.-

No escucho respuesta.

- ¿Hinata? - Naruto alzo una ceja- ¿Hinata? ¿Eres tú? -

-Tch, ¿Quién rayos será? – camino hacia la puerta y abrió.

Abrió los ojos de sorpresa al ver al azabache. Sasuke se encontraba enfrente de él, vestido con un atuendo largo y rojo y, alrededor de sus hombros pendía una bola de color rojo.

-¿Qué...qué haces aquí?-

- Necesitaba verte -

- Deberías de estar camino al altar -

-No pueden empezar sin mi- tomo sus hombros y lo empujó hacia adentro.

Sasuke cerró la puerta detrás de si – Necesito hablar contigo -

-Puede ser en otro momento, ahora mismo deberías de estar en el altar-

- Tiene que ser ahora –

Naruto decidió guardar silencio y asintió para que supiera que lo escuchaba.

Sasuke lo miro nerviosamente y suspiró en voz baja – Quiero que te quede bien claro, yo no amo a Sakura y nunca la amaré –

-Sasuke...-

- Me gustas –

Sakura esperaba impaciente en el altar. Su prometido tardaba en llegar, su padre lo miraba desde una esquina, nervioso de que sus planes no funcionaran.

Después de unos minutos, los tambores sonaron y Sasuke apareció en el altar.

El sabio suspiro de alivio y empezó con la ceremonia.

-Por favor, digan sus votos -

- Yo... Sasuke Uchiha, prometo amarte y respetarte hasta que la muerte nos separe – tomo el anillo que le entregaban y agarro la mano de la peli rosada.

Sakura sintió el frio metal en su dedo índice e hizo lo mismo con su esposo.

Los dos hicieron cuatro reverencias, uno al cielo y a la tierra, la segunda a los antepasados, la tercera a los padres y la cuarta al cónyuge.

Rosa NegraWhere stories live. Discover now