Las Cadenas Del Deseo. [Ziall]

Capítulo 40.

-Zayn-

Todo era muy diferente.

No me encontraba a mí mismo en un mundo tan realista.

Sin embargo, tuve que adaptarme y los años fluyeron como un río sin pausa. Todavía recuerdo su última expresión; era adorable, sus mejillas tenían aquel tono carmín. Trataba te expresar seguridad, pero transmitió duda y abandono.

Porque eso fue lo que hice.

Pero no había marcha atrás.

"Tratamos de actuar para no dañar a una persona y al final, lo terminamos haciendo. Es lamentable."

Sin embargo, tuve que dejarlo ir. Sabía que, en el fondo, mis acciones tenían un motivo: el porvenir de una nueva vida para ambos. Siempre que aquellas ganas de ir a buscarle en el próximo vuelo a un país atravesando el mar rodaban por mi cabeza, trataba de recordarme ese motivo.

El amor es tan extraño.

Siempre elige algo incorrecto. A personas incorrectas. Situaciones y contextos incorrectos. Pero con un sentimiento puramente correcto.

Hay amores que duran una vida y cuando este acaba, el sentimiento de nostalgia dura solo unos meses. Hay otros que duran unos meses, y el sentimiento de amargura y desamor dura toda una vida. Era increíble regresar en el tiempo en el que tenía mi juventud conmigo y no creía en estupideces románticas, menos con un hombre. Me arrepentía de todo, menos de conocerle; en aquel preciso lugar, en aquel preciso contexto, con un sentimiento correcto.

Han pasado ya seis años.

Como una promesa, conseguí un título. Ahora era un licenciado en Publicidad. No era lo que quería exactamente, buscaba algo más con el arte, pero mis opciones y mis descontinuados estudios no me lo permitieron; aunque me gustaba, me encarga de la parte creativa así que no podía quejarme. Conseguí un apartamento y terminé viviendo solo.

El señor Davis había regresado a vivir con su hijo a Rochdale y este se había recibido como un médico excelente. Su tratamiento y el proceso de recuperación fueron duros, pero lograron salir adelante a pesar de las dificultades.

Mi caso no fue diferente, inclusive fue peor; lo que había ocurrido en el hospital fue solo el comienzo; ataques, pesadillas, gritos en mi cabeza, recuerdos. Cada mes tenía que soportar entrevistas de la policía sobre el tema y rondaban irónicamente con las fechas para ir al psicólogo. Uno ayudándome a superarlo y los otros a seguir teniendo en presente mi pasado. Fue difícil para Davis encontrar a alguien discreto que se hiciera cargo de mí. Pero llegó Lydia, recuerdo que al principio me negaba a cooperar. Sus ojos verdes y su mirada afilada solían inspirarme desconfianza, me daba un poco de terror.

Estaba grave. Era mi octava sesión con ella y yo no había dicho ninguna palabra.

— Sabes que si te guardas esto será más doloroso para ti ¿verdad? —Preguntó apoyando su torso en el escritorio y mirándome fijamente tratando de analizarme con aquellos fríos ojos.

— ¿¡Entonces qué coño quieres que haga, eh!? ¿¡Contarte todo para que me taches de loco y me mandes a un centro para zafados del cerebro!?—Grité levantándome de mi lugar y aventando la silla. Estaba teniendo un ataqué de ira—. Como ellos...

— Zayn, sabes que Davis me contó de la situación. Y no creo que estés loco, tu reacción es natural y solo busco ayudarte.

— ¡T-tu mientes! —Volví a tomar la silla y la aventé—. ¡Nadie puede ayudarme! Solo... el... —Caí al suelo entre lamentos que no se manifestaban con claridad.