Capítulo 28.

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-Zayn-

"La verdad es inexistente hasta que la mentira desaparece, la mentira es inexistente cuando la verdad aparece. Una sola frase, dos puntos de vista"

Regresamos montados en la bicicleta hacia la casa en donde dormíamos, cenamos, nos duchamos y miramos la televisión como la gente normal, pero no faltaron aquellas miradas conectoras entre nosotros, que hacía que el ambiente fuera romántico, sin que hubieran palabras en el, eso era lo emocionante, lo divertido, lo excitante; en aquel ambiente solo eran sentimientos de amor puro.

El señor Davis se despidió de nosotros como de costumbre y se dirigió agotado a su recamara, últimamente ha tenido bastante trabajo, ya que es el único médico calificado en el pueblo.

Ambos portábamos pijamas y subimos los escalones silenciosamente para entrar en el baño y cepillarnos los dientes, acabada la acción, lo siguiente y lo último del día fue ir a nuestra recámara para descansar de un largo día, entramos y la cara del rubio se volvió melancólica. Trataba de ver en sus azules ojos algo que me dijera que tenia. Nos pusimos sobre la cama y voltee a verle y este se giro esquivando mi mirada.

—Este día ha sido fantástico.— dijo en una oración cortante y fría.

—Si...

—...por eso no quiero... no quiero...— su voz se cortaba en cada instante —Se que si mi duermo, mañana despertare... y será un día totalmente  nuevo... y no quiero...

Se giro con ojos aguados, me miró y rompió en llanto.

—Niall.— lo enfunde en un abrazo y siguió llorando.

—La gente es cruel, demasiado... no puedo evitarlo, mi mente es tan débil que no puedo soportarlo.— mencionó entre sollozos.

—Mañana también será un día fantástico. Solo tienes que creer en ello y hacer valer lo que crees. Yo estaré ahí, siempre.— levante su rostro del abrazo y veía sus ojos;azules como el mar, pero débiles como una flor —Me quedaré despierto contigo, si me duermo, es porque tu ya te habrás dormido...

—Gracias.

—No hay de que, mi querido Duende.

La noche siguió su curso, con la ventisca helada que entraba por la ventana al igual que la luz de la luna que se reflejaba en nuestros rostros, dando más claridad a nuestras expresiones.

No podía hacer nada.

Quería que Niall se adaptara, que lograra ser fuerte por sí mismo, que fuera feliz, sin la necesidad de que alguien lo proteja; pero veía que los procesos no daban resultados. Su depresión había llegado a un punto límite, en el que el mismo se había desprendido de la realidad para imaginarse y esperanzarse en un mundo y en un tiempo que ni siquiera existe. Charlamos aquella noche, sus palabras eran poco fluidas, con miedo, y sin voluntad; sus frases, cerradas y sin expresión era algo que me tensaba y me hacía pensar si de verdad hablaba con Niall. Buscaba mi protección, pero quería que el forjara la suya, que él no tuviera miedo.

Que las lágrimas dejen de fluir dentro de su corazón.

No sé qué hora era, pero Niall se había dormido, había cerrado sus párpados cubriéndolos con sus hermosas pestañas y sus labios reposaron de tanto hablar, yo cerré mis ojos dejándolos fijos en la mirada de aquel chico de piel blanca y tersa, con unas mejillas increíblemente llenas de rubor y un cabello que empezaba a volverse castaño desde las raíces. Ese era mi Niall.

Con mis ojos cerrados, gire mi cuerpo bocarriba y moví mis labios para pronunciar una oración: Deseo que el encuentre su propia felicidad, aunque yo no esté ahí para compartirla. Y mi cuerpo y mi mente se hundieron en el abismo del inmenso sueño.

Las Cadenas Del Deseo. [Ziall]Where stories live. Discover now