Capítulo 30.

745 47 10
                                    

-Niall-

"El temor no nace de la mente ni del corazón, nace de la percepción de otras personas"

Zayn me miraba con aquellos ojos cafés del tipo miel sin decir ni una sola palabra. Su rostro reflejaba la tristeza y su boca se encontraba abierta ante la declaración que le había hecho.

Las lluvias de la primavera comenzaban a aparecer y el cielo se había oscurecido. El frío del todavía presente invierno inundaba la habitación de aquella sensación sin vida. El silencio llenaba los rincones de la habitación. Estaba de pie dándole la espalda a la cama y un Zayn perplejo se postraba delante de mí.

El sudaba y me miraba con aquella inevitable expresión, buscando en mis aguados ojos las respuestas a todas sus incógnitas. Sus manos temblaban tratando de cerrarlas y yo simplemente esquivaba su mirada.

—¿...Por qué?— murmuró Zayn pasando su mano sobre sus caballos color cenizo.

Baje la mirada.

—Yo...

—No, no lo entiendo.— su expresión se volvía cada vez más dura, pero sus ojos color canela indicaban lo contrario —Quería que fueras feliz... ¡MALDITA SEA NIALL!— chilló con desesperación tomándome de los hombros —¿¡POR QUE!?

—Tú nunca lo has entendido.— dije con resentimiento, levante mi vista y mis ojos lo fulminaron —¡Nunca lo entenderás!

Mis palabras parecieron resonar en los profundo de su cabeza y la lluvia ya había procedido a hacer caer sus gotas. Zayn me miro de forma impulsiva, me tomo del brazo, levanto su mano y abrí más los ojos ante su reacción.

Me iba a pegar.

Se detuvo en seco y mi mirada se poso sobre él, como si en vez de pegarme con el simple de hecho de mirarme con tanto desprecio me enfureció.

Yo fui el que lo abofeteo.

El estruendo de mi mano sonó en toda la casa. Mi palma quedo marcada en su mejilla tiñéndola de rojo. Sus ojos se perdieron ante lo que acaba de hacer. La puerta se abrió revelando al señor Davis, indicándome que él había escuchado todo. Me enfade y salí corriendo con lágrimas en mis ojos. Abrí la puerta y las gotas de la fría agua se impregnaban sobre mi piel.

—¡YA ME CANSE DE ESTO!— grite.

Corrí varias calles mientras Zayn gritaba mi nombre desde la casa, pero por alguna razón no me siguió. Me detuve en seco, con el cuerpo totalmente empapado y mire hacia la carretera y comencé a chillar. Mis sollozos dejaban salir todo el dolor que había almacenado todo este tiempo. No tenía un propósito, y sin un propósito no tienes existencia.

Deambulaba por las calles que estaban mojadas al igual que yo. Todavía portaba el uniforme del colegio, ya era la última hora del día escolar y no podía dejar de tiritar. El frío se había adentrado en mis venas y mis cabellos se posaban sobre mi frente. Había caminado bastante y sin darme cuenta de donde mis pies caminaban llegue a un lugar bastante peculiar. Sin darme cuenta, había caminado mucho, había llegado a aquella colina donde el Sol es capaz de verse comí una pintura en los amaneceres; donde las amapolas reinaban junto a los arboles verdes.

Había llegado a la colina. Aquella colina en donde el me dijo que me amaba.

Subí por aquel lugar, desgastando mi cuerpo con cada pisada y ensuciando mis zapatos con el lodo que se había formado. Mis brazos estaban cruzados dándome un abrazo por el frío que había y por momentos me dolía respirar, pero subí aquel lugar sin descansar. Al llegar a la cima veía el pueblo pintado con las nubes grises como si fuera neblina. Me acomode debajo del gran árbol que había y me senté, lograba que las gotas fueran menos fluidas, pero aun así caían sobre mis mejillas en forma de lágrimas.

Las Cadenas Del Deseo. [Ziall]Where stories live. Discover now