Las Cadenas Del Deseo. [Ziall]

Capítulo 25.

Advertencia: Escenas explícitas para mayores de edad. Lee bajo tu propio riesgo.

-Zayn-

"Todos moriremos; de soledad, angustia, desesperación, dolor. En aquella noche, quería morirme de amor"

Calidez.

Miraba su gesto nervioso, con rubor en la mejillas indicando vergüenza, sabía que estas cosas le daban pena, yo tenía muchas ganas, pero no quería hacerlo si él no estaba dispuesto. Yo quería que esta situación tuviera el mismo valor sentimental para ambos. Sus ojos de rubí con los que solía hiperventilarme con tan solo mirar dentro de ellos, se fijaron en mis labios y luego en mis ventanas del alma quedando nuestras miradas conectadas por un pequeño lazo inexistente.

—Niall, ¿estás seguro?— pregunté por segunda vez. Su cuerpo se tensaba y llegaba a notar que estaba nervioso. Lo sabía, si Niall no quería, por mi estaría bien. Éramos jóvenes, esos momentos no se desgastan con locura y con pensamientos llenos de lujuria. La humanidad ha perdido la humanidad ha perdido con el tiempo el gran significado de esta demostración de afecto, llenando esta acción como un complejo de rebeldía adolescente.

—S-si.— respondió arrastrando un poco la S, si él no estaba listo yo tampoco.

—¿Seguro?

—Si Zayn, por favor. En mi vida había estado tan seguro de algo. Tal vez tenga un poco de miedo... pero lo tengo porque no se las impresiones que tendré de esto. Pero la vida es demasiado corta para dudar durante toda que te amo. No quiero que te quedes con mi cuerpo, eso ya lo hiciste una vez. Esta vez quiero que te quedes con mi alma y...

Me acerque a el deteniéndole y comencé a besarle tiernamente entrelazando sus labios con los míos; tenía miedo. Lo notaba en su mirada. Veía el temor de ser lastimado en sus ojos. Así que mientras el beso seguía, puse mis manos en sus frágiles hombres acariciándolos suavemente, percatándome de que el temor se iba.

Caminamos hasta la cama, con nuestros labios enrojecidos, la intensidad del beso aumentaba y nuestras lenguas danzaban indicando nuestro amor. Su piel se tranquilizaba por momentos, pero no era lo suficiente para hacerle perder el miedo. Cuando nos colocamos sobre la cama, me puse encima de él despegándonos por unos segundos, para darme cuenta de que sus ojos brillaban con intensidad y serenidad. El desplegó una sonrisa, mientras acaricie sus rubios cabellos que se apoyaban sobre el edredón.

El beso volvió a comenzar de una forma más apasionada que la anterior. Cerré mis ojos ante aquel momento y pensé en la felicidad y el erotismo que me provocaba estar junto a él. Luego en mi entre pierna mi miembro despertaba haciendo una pronunciante erección que chocó con el estómago de mi Niall y el soltó un suave gemido.

—Sabes, tu eres la única persona con la que compartiría mi deseo.— susurro el pequeño Niall mientras gemía con suavidad.

Sus gemidos eran tan tiernos y excitantes que parecía escuchar la voz de un ángel ante mí. Quizás no sea nuestra primera vez, pero quiero sentirlo como si lo fuera. Segundos después sentí un pequeño bulto topando con mi muslo y esta vez fui yo quien soltó un gemido. Sentía que la ropa comenzaba a estorbar, así que me despegue de él y me deshice de mis pantalones para dormir, quedándome en ropa interior. Niall se ruborizo ante lo hecho y no tardó en hacer lo mismo. Ahora sintiendo nuestros cálidos cuerpos uno junto al otro transmitiendo el calor. Me puse otra vez encima de Niall y esta vez me dirigí a su cuello para besarlo, cuando el menor sintió el contacto de mis labios con su cuello se erizo poniendo sus manos en mi espalda haciendo fuerza hacia él, quedando ahora a un más pegados.  Nuestras erecciones se tocaban, lo único que las separaba era los pedazos de tela restantes que estaban sobre nuestros miembros. Deposite varios besos en su barbilla y su cuello, dejando en algunas zonas varios chupetones. Sus gemidos eran constantes, repetitivos, y relajantes; me llegaba a sentir en el cielo de Dios tomando la virginidad de uno de sus bellos ángeles.