35. ¡Ya es Navidad!

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Quiero decir que he decidido hacer que la historia este ambientada en estos dias de Navidad, podemos decir que el capitulo es como si estuviese contado un  21 de diciembre. ¿Me entendeis?

Disfrutar.

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Parece que Rose está cogiendo unos kilitos de más y decide ir al gimnasio con los chicos.

En él, Josh se pone celoso de todos los chicos que hablan con Eddie, consiguiendo por ser un cotilla, un tobillo torcido.

Ryan también se pone celosos cuando un entrenador empieza a tocar a Rose de formas que a él le encantaría. Decide actuar y apartarle de ese entrenador haciendo que Rose se ría para luego cabrearse al oír las duras palabras de Ryan sobre la última fiesta. Ambos descubren que no se acostaron con nadie en la última fiesta pero el enfado no termina hasta que Rose recibe una carta de disculpa.

Dana se empieza a fijar en Jayden.

Tras la cena, todos se van a ver una peli en el salón. Durante la película, Rose y Ryan se besan por el cuello y la mandíbula pero poco después Rose acaba dormida en el regazo de Ryan. Ryan la lleva a su cama pero la sorpresa es que cuando él ya está casi dormido en la suya, Rose se mete en su cama y duermen abrazados.

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A cualquier chica que duerme con un chico le encantaría despertarse con unos besos en el cuello o con un leve apretón de los brazos que han estado dándote calor durante la noche. Tristemente no todas nos podemos despertar de esas maneras tan de libro.

Dos estornudos seguidos por parte de mi acompañante hacen que me despierte. Decido ignorarlo, de vez en cuando los humanos estornudamos, es algo normal. Vuelvo a cerrar los ojos para intentar recuperar mi preciado sueño pero vuelvo a abrirlos cuando el ruido de una tos inunda mis oídos. Algo no está bien.

Me doy la vuelta enrollándome con las sabanas y me encuentro con lo que es lo más atractivo en un hombre. Encuentro a Ryan sentado en la cama con la espalda apoyada en el respaldo, sonándose los mocos y con un mar de pañuelos usados a su alrededor. Encantador.

-¿Sabes? No me había despertado de una manera tan agradable desde hace mucho tiempo.- le digo sonriendo mientras me estiro y toco sus pies con los míos. El pega un pequeño saltito cuando lo hago.

-Dios mujer, ¿Qué tienes ahí? ¿Bloques de hielo?- dice con voz extraña, debe tener la nariz taponada.

Me siento en la cama con la sonrisa todavía en mi cara y me acerco para darle un beso, pero él se aparta y hace que yo frunza el ceño. Puede que hiciese mal en meterme en su cama ayer.

-No me mires así.- me dice- Creo que estoy incubando algo y no quiero contagiarte.- dice mientras coge otro pañuelo de papel para sonarse.

Dejo de comportarme como una niña que no consiguió sus chuches y me vuelvo a acercar para darle un beso, solo que esta vez en la mejilla. El me mira de manera reprobatoria y yo le sonrío.

-Lo necesito para sobrevivir a este durísimo día.- le digo de manera dramática y tumbándome en la cama.- Él se ríe pero enseguida vuelve su tos. Vuelvo a fruncir el ceño ahora sí, preocupada. Me acerco a él y le pongo mi mano en su frente. Caliente.

-¿Te encuentras muy mal?- le pregunto sentándome a horcajadas sobre el haciendo que el obligatoriamente ponga una mano en mi cintura y suba sus piernas para que yo las utilice como respaldo. El me mira y se ríe y yo vuelvo a poner mi mano en su frente y luego en sus mofletes.- Estas caliente.- le digo.

Fraternidad mixta...¡UNA MIERDA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora