55. La convivencia es muy fácil desde el exterior

40.6K 1.8K 353
                                    

Los exámenes meten presión en cualquier persona, en cualquier relación de amigos o de parejas, pero lo de Ryan y yo parecía un extremo de la ecuación.

Habíamos llegado a tal punto que el simple hecho de que ya no hubiese cola cao, la pasta se quedase abierta era una discusión asegurada.

No sé si los demás en la casa se daban cuenta de lo que pasaba pero para nosotros era totalmente evidente, apenas nos saludábamos.

Creo que el último día llegue al tope porque casi no podía ni mirarle después de una discusión con mi vecino Matthew. Al parecer Ryan apareció para marcar el territorio.

Me fui a casa cuando vi como Ryan ligaba con la vieja de la biblioteca y a partir de ahí todo empeoro.

Yo no sabía que Ryan me había comprado un anillo de compromiso, no sabía que aun pese a mi comportamiento de mierda el me seguía queriendo, lo único que pensaba saber era que me iba a dejar y en un arrebato de miedo y enfado lo termino dejando yo a él.

Salieron palabras de mi boca de las que me arrepiento, pero de la suya también salieron algunas de las cuales espero que se arrepienta porque si no, la convivencia va a ser un poco difícil.

–––––––––––––––––––––––––––––––

La habitación se empezó a iluminar a partir de las 6:23 de la mañana, que es cuando quiero pensar que comenzaba un nuevo y maravilloso día. A las 7 en punto la luz atravesaba tan fuerte las ventanas que pensaba que se iban a quemar las cortinas. Ha llovido a las 3:24 de la madrugada y creo que alguien se ha levantado a las 5 para ir al baño.

No os sorprendáis de que sepa todo esto, es lo normal cuando no duermes y te sientes vacía por dentro. Intentas centrarte en todo lo que pasa fuera. Ha habido momentos en los que pensaba que mi corazón no latía, pero eso es imposible, ¿no?

El despertador marcaba las 10 de la mañana y por suerte para mí los exámenes habían terminado, además de que era sábado.

Pestañee y note el escozor de mis ojos. Posiblemente tenía la cara hinchada al igual que los ojos, aparte de rojos y secos, o eso creía yo. Cuando crees que no quedan más lagrimas para expulsar por tus ojos, salen más. Mi cuerpo pesaba y podía decir que me costaba hasta respirar.

Quería levantarme, hacerle frente al día como si fuera uno cualquiera, pero había una diferencia. Él no estaba conmigo, y me lo había buscado yo solita. Sabía que mis cambios de humos me iban a joder el día desde que me levante ayer pero no sabía que iba a tener una tan grande magnitud.

Dios....querer a una persona no debería doler, entonces ¿Por qué lo hace? Ah, ya lo recuerdo. Mi culpa.

Toc–Toc

Alguien llamo a mi puerta y por un momento desee que fuera Ryan y aunque sé que no debería, me hice la dormida. La decepción me cubrió por completo cuando la voz de Eddie encontró mis oídos.

– ¿Estas dormida?-pregunto en un susurro. Yo no podía contestar, porque si lo hacia volvería a llorar y si no se iba pronto lo iba a volver a hacer.

Eddie se levantó de mi cama y se fue dando un suspiro. ¿Los chicos lo saben? Sinceramente no lo dudo porque con lo que gritamos raro seria que no se hubieran enterado.

Abrí los ojos húmedos y afronte el día como debía haber hecho desde un principio. Tengo casi veinte años y no puedo ocultarme debajo de las mantas como cuando tenía 6 años.

Salgo de la cama haciendo esfuerzos. Os juro que nunca antes me había costado tanto moverme. Sentía los músculos agarrotados pero el cuerpo vacío por dentro, era como mover un bloque de cemento que por dentro estaba hueco y que misteriosamente pesaba una tonelada.

Fraternidad mixta...¡UNA MIERDA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora