51. Lo que se hace por amor

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Para mi sorpresa Eddie les dijo a sus padres que yo era su novia. Esto fue en Navidad y todavía no lo había negado. Con la visita de sus padres me tocaba fingir serlo, mientras veía los celos de Josh crecer y a Ryan tan tranquilo.

Durante toda la cena las preguntas sobre nuestra relación no pararon de circular. Josh lanzaba tantas indirectas que no sé cómo sus padres no se dieron cuenta.

Al final, cuando pensábamos que sus padres se iban a casa su coche se estropeo y tuvimos que improvisar en lugar donde dormiríamos cada uno. Eddie y yo fuimos a mi habitación, Josh y Ryan cada uno en la suya. Josh vino a mi habitación para hablar con Eddie y yo aproveche para ir con Ryan.

Como explicarlo, los padres de Eddie nos vieron a Ryan y a mí en actitud cariñosa y lo único que se me ocurrió fue decir que era gay. Al final la noche termino con Eddie confesando su romance con Josh y con los padres de Eddie bien contentos.

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Me despierto y me siento fría y se de inmediato que me encuentro sola en la cama. ¿Porque? Me siento en la cama, me aparto el pelo de cara y me froto los ojos. Cuando los abro veo a Ryan saliendo del baño.

– ¿Qué haces?- Mi voz sale más ronca al estar recién levantada.

El levanta la cabeza y me ve, me dedica una sonrisa de las que significan que algo se propone. Normalmente suelen ser momentos antes de acostarnos, pero si ahora quiere sexo me han dicho que la mano les ha funcionado durante años a los hombres.

Miro el reloj y veo que solo son las cinco y media de la mañana, ¿Qué hace despierto?

–Me voy a correr. Hace buen día.

–Ni siquiera es de día.- le digo mientras vuelvo a dejar caer mi cabeza en la almohada.

Le miro como puedo mientras permanezco tumbada y me doy cuenta de que se está atando las zapatillas. Cuando ha terminado admiro como cada prenda de ropa marca sus marcados músculos y me hace replantearme el sexo a estas horas.

– ¿Por qué te vas a correr tan pronto?- le pregunto.

–No es tan pronto.

Lo miro alucinada. ¿Qué no es tan pronto? ¡Son las 5:30 de la mañana! Es verdad, no es pronto, es muy pronto.

Bueno, él se ira a correr pero yo voy a aprovechar las dos horas que me quedan para seguir durmiendo. Dejo de admirar el cuerpo de Ryan y cierro los ojos intentando no perder ni un solo minuto más de sueño. De repente alguien me destapa quitándome las calientes sabanas. Cuando abro los ojos me encuentro la cara de Ryan a centímetros de la mía. Frunzo el ceño para que note mi disgusto. Pienso en el sexo y lo abrazo para intentar meterlo en la cama conmigo.

–Te vienes conmigo– me dice y yo m e suelto de su cuello para dejarme caer en la cama. Cuando veo que Ryan intenta cogerme ruedo hasta el otro lado de la cama y me vuelvo a tapar hasta arriba como si no hubiera dicho nada de correr.

–Rose.- me vuelve a decir y yo abro los ojos y doy un suspiro.

–Ni lo pienses.- le digo. No sé si se enfadara o se ira a correr él solo, pensando que no quiere perder el tiempo intentando levantarme de mi cómoda cama.- Yo no corro. Además, ya fui a correr una vez con los chicos y contigo y no pienso repetir.- le digo mientras me acuesto otra vez.

Me abrazo a su almohada inspirando su olor. Soy una psicópata. De repente las sabanas vuelven a abandonar mi cuerpo y antes de que pueda protestar, Ryan me coge del tobillo y tira de mí hacia los pies de la cama.

Fraternidad mixta...¡UNA MIERDA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora