Capítulo 39: Por favor, difícil palabra.

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MIL GRACIAS POR LA INFINITA PACIENCIA :*

Bénjamin abrió los ojos y pudo ver cómo Viviana tenía la mirada perdida en algún punto de la habitación, con un deje de tristeza y cansancio.

- Viviana -susurró con una leve pero sincera sonrisa.

Ella giró la cabeza en su dirección, y pestañeó varias veces, evitando que saliesen lágrimas de alegría.

Se levantó del sillón en el que estaba sentada, y abrazó al moreno como si la vida le dependiese de ello

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Se levantó del sillón en el que estaba sentada, y abrazó al moreno como si la vida le dependiese de ello.

El chico comprobó que tenía los ojos algo rojos e hinchados.

- ¿Por qué lloras, princesa? -le preguntó acariciándole la rubia melena.

- Te echaba de menos -contestó haciendo un puchero, y aferrándose aún más a su cuerpo.

- Y yo a tí, pequeña -comentó con dificultad- pero no podía eludir mis obligaciones.

- Prométeme que no desaparecerás de nuevo -la rubia pretó más su agarre al tronco de Bénjamin.

- Eso espero, bonita -no dejaba de decirle palabras halagadoras, le había cogido cariño desde que la vió en aquella habitación donde estaba encerrada con las demás mujeres rubias- ¿Acaso te han hecho algo malo estos días? -se movió ligeramente para que ella le mirase, y Viviana volteó la cabeza hasta encontrarse con sus negros y profundos ojos.

- No -negó con la cabeza incorporándose de la camilla- Teo y Esmeralda nos han tratado de maravilla -sonrió con inocencia. Cosa que al guardián le lleno de ternura, y sonrió él también, abiertamente.

Cogió la mano de la chica sobre el colchón del hospital, y quedaron observándose mutuamente.

*
- ¡Ciara, abre, soy Esme! -La voz de la morena se hizo presente al otro lado de la puerta.

La pelirroja llevaba encerrada dos días seguidos en una de las habitaciones de la casa. No quería salir por nada del mundo, estaba asustada.

Según Ethan, estar rodeada de vampiros cuando tenía el periodo, era peligrosísimo, y por el día, ningún humano dentro de esa ciudad era de fiar.

Y tampoco le gustaba la idea de quedarse a solas con el rubio. La última vez que le vio, no parecía él mismo, era como si no fuese él el que manejaba su cuerpo y mente.

- ¿Estás sola? -preguntó Ciara temerosa.

- He venido con Adam, pero no va a entrar si no quieres -esperó con paciencia, pegada a la puerta.

Esta se abrió minutos después, dejando ver a la pelirroja con los hojos rojizos e hinchados, ojeras debajo de estos, su corta melena revuelta, y unas pintas lamentable. Parecía que no hubiese dormido en días.

- ¡Oh, por dios, cariño! ¿Estás bien? -al verla, Esmeralda fue directa a darle un abrazo- ¿Qué ha pasado?

- Es Ethan, está... loco -respondió entre los brazos de su amiga- tengo miedo, Esme -susurró.

Heartless | #Wattys2016Où les histoires vivent. Découvrez maintenant