Un nuevo clan de vampiros se crea en Nevada, pero estos no son normales a la hora de elegir y consumir sus presas. Ponen mucha atención en completar su colección humana con lo mejor de lo mejor.
Ciara, una de sus victimas elegidas para la colección...
Antes de comenzar a leer, quiero agradeceros de todo corazón a las personas que votáis y comentáis cada día, porque me llegan muchas notificaciones a esta historia y no tengo tiempo de contestar ni agradeceros una a una, pero que sepáis que veo todos los votos y comentarios que me enviáis, y que esta historia no podría seguir adelante sin ustedes :* Espero que os guste el capítulo! Comentar siempre que queráis.
Ethan aparcó el coche en el parking del hospital de la ciudad, y Ciara salió disparada hacia la entrada del edificio.
- ¡Ciara, ven aquí! ¡Maldición! -ordenó el vampiro con voz autoritaria.
Por supuesto, podía alcanzarla en un segundo, pero no tenía la intención de estar todo el rato corriendo detrás de ella.
La pelirroja disminuyó el paso hasta que el vampiro llegó a su lado.
- Tranquilízate. Puedo escuchar tu corazón desde aquí, y estoy haciendo un gran esfuerzo por no deborarte ya mismo. No creo que los demás vampiros tengan la misma fuerza de voluntad.
Al oir eso, tragó saliva con dificultad. Aún no se acostumbraba a lo que un simple ser humano como ella podía desencadenar en aquellas criaturas.
- ¿Sabes que todo esto es culpa tuya? -le recriminó Ciara.
El rubio sabía de lo que hablaba, el guardián estaba en el hospital por su culpa, y aunque fuese únicamente uno de sus súbditos, le debía un gran favor por anteponer la seguridad de la pelirroja a la suya tan facilmente y con tanta seguridad.
Pero por mucho que ella quisiese estar enfadada y molesta con él, era imposible negar la atracción que sentía hacia el vampiro.
Ciara cogió la masculina mano de Ethan mientras caminaban y este le miró de reojo con una feliz sonrisa.
Preguntaron en recepción por la habitación donde se encontraba el guardián, y fueron directos a esta.
Llamaron a la puerta y entraron aún sin haber recibido contestación.
No se acercaron demasiado, pero dentro del cuarto solo estaban Bénjamin tumbado en la camilla, y Viviana agazapada a su lado. Ambos dormían plácidamente.
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Ciara se sorprendió al ver a la rubia allí acostada. Ahora que lo pensaba, había resultado una fatal salvadora.
Vale que hubiese sacado a María, Paola y Viviana de aquellos agujeros en los que estaban encerradas, pero no había estado con ellas en todos los días posteriores. Simplemente las había visto cuando iba a casa de Theo.
Se prometió a sí misma hacerse más cargo de las tres chicas desde entonces.
Y en ese momento recordó que tenía que hablar con Ethan sobre el bebé de María. Se volteó hacia el rubio y presionó su brazo suavemente con la mano que tenía libre.
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