VIII - El Plan de Mirov

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Después de haber huido de la prisión, Mirov conversaba con los otros militares en el lugar donde estaban escondidos. La base era localizada en el Sector 13, en las profundidades de la Floresta Mutante. A pesar de saber que Mirov era inescrupuloso, los soldados depositaban en sus ideas la esperanza de salir de allí y volver a sus familias. Participar de una rebelión en que él tomase el poder y les librase de la condición de fugitivos era un sueño por el cual valdría la pena luchar.

— ¡Qué lugar terrible este! ¿No había un sitio mejor para que los militares hicieran su entrenamiento? Todo alrededor está muerto y lo que existe de vida aquí son mutantes, listos para devorar cualquier cosa. — Mirov comentó con un aire de desprecio, mientras lo observaba todo a su alrededor.

Mirov había llegado hacía sólo algunas horas y no quería descansar. En la prisión, según él, ya había reposado lo suficiente.

— Señor, al escoger este lugar para construir una base de entrenamiento, el objetivo era justamente que los oficiales aprendiesen a luchar en condiciones adversas. Fue el propio Merko quien lo escogió — respondió el capitán Fizard. — Las criaturas más tenebrosas del planeta viven en esta región. Reptiles gigantescos, resultantes de experimentos de laboratorio, fueron abandonados aquí, pero no sólo sobrevivieron como consiguieron dominar el medio ambiente. Por su voracidad son capaces de adaptarse a cualquier ecosistema salvaje.

— No me gusta oír ese nombre, Merko... — Mirov continuó; ignorando la explicación del oficial. — Él pagará caro por haberme traicionado. En cuanto a este lugar, nosotros no nos quedaremos aquí por mucho tiempo... y sobre las criaturas que tanto habla — Fizard asintió — quién sabe podrán serme útiles algún día — sonrió maliciosamente el exconsejero, la cabeza llena de pensamientos malignos.

Radof simplemente le oía, con semblante serio, sin saber lo que pensar.

***

Mirov se libró, lo más rápido posible, de las pulseras de identificación que él y Radof usaran en la cárcel. Ordenó que los militares las destruyesen para que no hubiese posibilidad de que fueran rastreados.

Ahora que estaba a salvo, era hora de Mirov poner en práctica su plan de venganza.

— Fizard, quiero que invadan el sistema de defensa del gobierno de Vida y roben diez robots de guerra. Los necesitaré para ayudar a dominar a las fuerzas militares del rey. Quiero que secuestren a dos ingenieros especialistas en Robótica, un especialista en Energía Nuclear y otro en Física, pues les obligare a colocar las armas y tecnologías más modernas en los robots de ataque. Certifíquese de que traigan todo el material necesario para el trabajo.

— Sí, señor. Llevaré a seis soldados conmigo. Pero creo que necesitaré a más hombres para cumplir esta misión con eficacia.

— Puedo proporcionarle más militares. Entraré en contacto con un soldado que siempre me fue fiel. Él podrá ayudarnos. Calculo que ahora ya es un oficial después de todos estos años. Yo mismo le recomendé al Rey para servir en las fuerzas de defensa cuando era Consejero en la Corte. Creo que ahora él me será útil.

— Buena noticia, señor. — respondió Fizard.

Inmediatamente, Mirov entró en contacto con el hombre que tenía en la Fuerza Aérea del Planeta Vida. Este ahora era capitán y mandaba una nave con un equipo de cincuenta tripulantes. Su nombre era Zidrone. Al saber sobre la rebelión, prontamente convino en participar en las acciones a favor del exconsejero. Escogió a veinte hombres de total confianza y subordinación y los colocó a disposición de Fizard.

Mirov continuó dando sus órdenes:

— Quiero también que traiga a Croiff. Cuando se aproxime a él, dígale que le llevará donde está su amigo Radof y les acompañará aquí sin problemas. ¡Vaya rápido! ¡Sea discreto o mejor, invisible!

Los Hijos del Tiempo 2 - El Origen de La VidaWhere stories live. Discover now