Capítulo 31

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6 de diciembre 2014.

Eric.

Olivia movía sus caderas con sensualidad al ritmo de la música, solo vestida con un conjunto de lencería azul que antes me hubiera vuelto loco por arrancarselo pero ahora a la única mujer que deseaba era a Elina que no podía sacar de mi cabeza.

Que idiotez esperar hasta el matrimonio, ya lo habíamos hecho antes.

Deje el vaso de cristal sobre la mesa a mi lado levantándome acomodando mi saco listo para marcharme.

–¿A dónde vas?–chillo.

Me detuve con la mano en el pomo de la puerta sin girarme a verla.

–Te hice una pregunta Eric.–insistió molesta.

Me gire sintiendo los hombros tensos.

–¿Cómo me estás hablando?–di un paso hacia ella.

–Como ella te habla, al parecer eso te vuelve loco.–dijo con seguridad sin intimidarse.

Sonreí de lado.

–¿Te estás comparando con Elina?–dije divertido.

Sacudió la cabeza.

–Excelente porque jamás podrás llegar a ser ni la mitad de buena como lo es ella.

Sus pupilas se oscurecieron dejando ver el café de su iris más oscuro.

–Yo soy mucho mejor que ella y lo sabes.–me señaló con su dedo índice.

Me reí en su cara.

–Si fueras mejor que ella tú estarías en su lugar pero no es así, ella es la que se convertirá en mi esposa.

Dió un paso hacia atrás como si mis palabras la hubieran herido, se encamino hasta la cama y tomo su bata envolviendo su cuerpo semidesnudo en la tela de seda.

–Ella no te ama como yo lo hago.–su voz tembló.

–No te pongas sentimental Olivia, lo que teníamos se ha terminado.–dije indiferente.

–Siempre hemos sido tú y yo Eric.–se abrazo a si misma.

Levanté los hombros restándole importancia, ya no era así y ambos lo sabíamos desde hace tiempo pero parecía que Olivia seguía tratando de ignorarlo.

–¡Es una maldita perra!

Su cara se giro cuando mi mano golpeó su mejilla, mis dientes chocaban entre ellos.

–Cuidado con lo que dices Olivia.–advertí

Sujetaba su mejilla enrojecida con los labios entreabiertos luciendo sorprendida por como había reaccionando, respirabamos con pesadez y el ambiente entre nosotros se encontraba tenso.

Di una zancada hasta tenerla pegada a mí, me miraba desafiante con los ojos ardiendole aunque no lograba saber si era porque estaba furiosa o porque estaba excitada.

La tome de las mejillas besándola sintiendo su necesidad mientras nos comíamos la boca, le deshice el nudo a la bata de seda tirando de ella para volver a dejarla en la lencería que destroce con mis manos dejándola desnuda.

Olivia era linda pero no era Elina.

La sometí contra la cama sujetando sus manos en su espalda con una mano mientras que con la otra liberaba mi erección, alcance un condón rodeandolo por mi longitud antes de arremeter contra Olivia escuchando como gemia mientras la follaba con fuerza liberando la furia y frustración que sentía.

Dulce Infierno ©Where stories live. Discover now