Capítulo 35

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15 de diciembre 2014.

Elina.

No me fue difícil concretar una cita con Adham Dagach que parecía fascinado con mi visita y repentino cambio de opinión sobre no querer verlo, las grabaciones ya estaban en manos de Eric tal y como había sido planeado, no tuve que esperar de nuevo a qué me ordenará matar al culpable que aparecía en el vídeo.

–Querida.–beso mis dos mejillas.

Le sonreí devolviendo el gesto, su mano bajo a mi espalda baja para guiarme dentro de su despacho que se encontraba apartada del ruido de la discoteca.

–Tan linda como siempre.–me recorrió con la mirada.

Había elegido un vestido pegado de color verde esmeralda que me llegaba a la mitad del muslo cubriendo la correa donde llevaba dos dagas pequeñas pero mortales, la espalda era escotada y por delante tenía el cuello desbocado.

–Gracias señor Dagach.–me acomode el cabello detrás de la oreja.

–Llámame Adham cariño.–dijo con sensualidad– ¿Algo de beber?

Negué mirando como se servía un trago tomando asiento en un sillón individual mirándome.

–¿A qué debo tu visita?–dijo mirando mis piernas.

Camine con paso firme deteniendome a unos cuantos pasos de él, relami mis labios captando su atención.

–Últimamente no he estado muy satisfecha.–susurré recorriendo mis piernas con las yemas de mis dedos hasta el borde del vestido– y con usted la verdad es que me la pasé muy bien.

La belleza podía jugar a mi favor pero también se podía convertir en una maldición.

–Lo sabía.–me miró con los ojos casi negros.

Coloque una mano en el respaldo del sillón y metí una de mis rodillas en el espacio que tenía al lado de sus piernas inclinando mi cabeza para tenerlo más cerca, tome su mano colocándola en mi cadera dejando que me tocará por encima del vestido.

–Xavier murió.–dije bajito.

–Lo se.–dijo perdido en mi cuerpo– una lastima.

–¿Sabe quién lo mató?–acaricie su mandíbula.

Negó pasando su mano por el valle de mis senos mientras yo metía mi mano entre mis muslos desfundando una de las dagas.

–Fui yo.–confesé.

Detuvo su mano mirándome con asombro en sus ojos, sonreí y con impulso clave la daga en su abdomen.

–Pero los Cohen creen que fuiste tú Adham.–la saque y la volví a encajar.

–Eres una...

Se callo en el momento que seguí metiendo y sacando la daga de su abdomen manchando mis manos de sangre.

–Soy una asesina Adham y una muy buena.

Se retorcía por las heridas en su abdomen, me aleje rodeando el sillón volviendo a recargar su espalda al respaldo colocando el filo de la daga en su cuello.

–Tienes un lugar reservado en el infierno.–murmuré.

Su respiración se dificultaba y la sangre brotaba con exageración.

–Pudrete Adham Dagach.–farfullé cortando su cuello.

Se desangró frente a mis ojos y dejo de respirar después de unos minutos, sus ojos estaban fijos en la pared delante de mí.

Dulce Infierno ©Where stories live. Discover now