CAPÍTULO 7

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Esa mañana había estado caminando de un lado a otro, visitando prácticamente cada piso e inspeccionando cada labor. En días como esos, en verdad se replanteaba la decisión de no querer contratar a alguien que estuviese al frente de PEACEMINUSONE, y que solamente le reportara directamente. Suspirando profundamente, se sirvió un poco de agua mientras miraba a través del ventanal que estaba detrás de su escritorio.

Estaba cansado, y lo peor de todo era que apenas era medio día.

De pronto, la puerta de la oficina se abrió sorpresivamente, mostrándole a su joven secretaria, mirando entre él y la intrusa nerviosamente. Suspiró.


—Joven, la señorita Dami no me permitió anunciarla.— la secretaria miró a la aludida, quien ya caminaba hasta el escritorio y se sentaba cómodamente— De nuevo.— murmuró.

—No te preocupes Shin Hye. Puedes retirarte.— ella se reverenció y enseguida se marchó, cerrando las puertas tras de sí— ¿Qué haces aquí?

—¿Esa es la forma de recibir a tu adorada hermana?— frunció el ceño.

—Perdón que no esté regocijándome de gusto, pero siempre que te apareces por aquí termino siendo un mal hermano, un pésimo hijo y no sé cuántas cosas más.— bufó molesto.

—Vengo de parte de papá. — canturreó, sin tomar importancia a lo dicho. Él simplemente viró los ojos con fastidio. — Organizará una cena y quiere que asistas. Mamá ha tratado de convencerle de que no, pero sabes que cuando algo se le mete en la cabeza a papá, nadie puede sacárselo.

—Déjame adivinar. ¿Están tratando de buscarme esposa, otra vez?— ella asintió— Gracias, pero diles que no estoy interesado.

—¿Cuántas veces discutiremos por esto, Ji Yong?— Dami parecía exasperarse.

—Las veces que sean necesarias. — dijo, sentándose sobre el sofá, cruzándose de piernas despreocupadamente.

—Ji Yong, casi estás por cumplir treinta. ¿Cuánto tiempo más piensas esperar? — suspiró— Mira, papá ha invitado a muchas buenas candidatas. Guapas. — le animó— De buenas familias. Simpáticas. Tendrás de dónde escoger.

—Basta Dami. Te lo he dicho muchas veces y a papá también. No quiero casarme, o por lo menos no ahora. — suspiró, mirándole directo a los ojos— Estoy buscando a la persona correcta.

—Mujer, Ji Yong. — puntualizó— Papá quiere que formes una familia normal. Que sea bien vista. — eso pareció terminar con la paciencia de él.

—Sabes que, tengo mucho trabajo y no puedo estar más contigo. Así que, por favor, te pido que te marches. — se levantó, y apresurándose hacia la puerta, la abrió para ella.

—Trata de ir, Ji Yong. — suplicó, adelantándose hasta él. Poniéndose de puntillas, dejó un gentil beso en la mejilla de su hermano antes de marcharse.


Ji Yong no entendía la necesidad que tenían todos de verlo casado. Además, la única vez que aceptó asistir a esas cenas, solamente encontró mujeres sosas que no tenían nada que les distinguiera de viejas amargadas. En cambio, él buscaba a alguien distinto, que le robara el aliento. Alguien que con el simple hecho de verlo o sentir su mirada, le erizara el vello en el cuerpo, que acelerara su corazón.

Quería a alguien diferente, alguien especial.

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Eran poco más de las diez y YG, como cada noche, se encontraba en funcionamiento. Algunas de las alcobas ya eran ocupadas, y algunos de las estancias estaban casi abarrotadas. La mansión no solamente brindaba servicios sexuales, sino que contaba con un casino, además de una serie de estancias que daban lugar a intercambios entre los compradores, o incluso algunos eventos especiales como orgías.

AMOR POR CATÁLOGOWhere stories live. Discover now