CAPÍTULO 28

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Con la respiración desigual, Seung Won observó el retrato que descansaba encima de su escritorio mientras llevaba hasta sus labios su vaso con vodka. Había recibido a su hijo hacia dos días tan solo para tener una acalorada discusión sobre el pasado, sobre hechos que no se podían cambiar.

Su hijo le culpaba de cada desgracia en su vida, y aunque sabía que no era inocente y que probablemente todo fuese cierto, se negaba a admitirlo en voz alta. Lo único que había estado esperando todos esos años, era que su hijo mayor regresara a su lado, y le mirase como lo había hecho cuando era apenas un niño, con amor y aprecio. En cambio, parecía que Seung Hyun no sentía más que odio hacia él.

Echando un último vistazo a la fotografía en donde aparecía su esposa y sus dos hijos, se levantó de su cómodo asiento tan solo para vagar alrededor de la oficina mientras consideraba la opción de presentarse en el hospital en donde estaba siendo atendida aquella chiquilla que su hijo proclamaba como suya.

De pronto, los suaves toques en la puerta le hicieron fruncir el entrecejo. ¿Quién podría seguir en el edificio a esas altas horas de la noche? Esperando expectante, vislumbró una larga cabellera oscura junto con unos hermosos ojos expresivos.

—¿Qué estás haciendo aquí, JiYoon? — inquirió con desconcierto mientras caminaba al encuentro de su esposa y la estrujaba entre sus brazos— ¿Acaso ocurrió algo? ¿Están bien los niños?

—Lo están, tranquilo. — murmuró con voz suave mientras sus pequeñas palmas frotaban los brazos de su marido, quien cerró los ojos y apoyó su frente contra la parte interior de su cuello, acurrucándose como un felino— Tan solo estaba preocupada, es tarde y no regresaste a casa. Casi amanece, mi amor. ¿Qué es lo que ocurre?

—Nada en realidad, tan solo se me fue el tiempo.

—Has estado bebiendo. — aseguró, echando una mirada hacia la botella de licor vacía sobre el escritorio— ¿Qué ocurre? — repitió la pregunta, tratando de que esta vez sí fuese respondida.

—Se presentó aquí...— murmuró mientras sus manos rodeaban la estrecha cintura de ella— Pidiendo mi ayuda.

—¿Quién? ¿De qué hablas?

—Mi hijo...— jadeó. Con pereza, barrió con los labios el grácil cuello de la dama, quien simplemente inclinó la cabeza mientras consideraba aquella confesión.

—¿Qué quería? ¿Dinero?

—Él es demasiado orgulloso para eso. — confesó— No, él quiere algo más. Quiere que ayude a su hija.

—¿Él tiene una hija? ¿Cómo es que no lo sabía? — apartándose, sostuvo entre sus manos el afilado mentón barbudo, sorprendiéndose ante las lágrimas que escurrían por las comisuras de los astutos ojos del pelinegro.

—Perdóname, mi amor. — sollozó. Inquieta y completamente desconcertada, ella se encontró frunciendo profundamente el ceño.

—¿Por qué? ¿Qué ocurre Seung Won? — inquirió alarmada— ¡Santo cielo, habla! — chilló. Enseguida, él se apartó totalmente y dándole la espalda, comenzó a relatar uno de tantos secretos que había pensado llevarse a la tumba.

—Sabes que nunca he dejado de querer a mi hijo. Deseaba que él viniese conmigo, para poder criarlo y amarlo. Quería que creciera al lado de Jun-Hoe y MinHo. Él sería un buen hermano mayor. — sonrió con pesar— Lo sabes.

—Y estaba de acuerdo con ello, pero sabes tan bien como yo que no era justo que lo separas de su madre.

—Sinceramente, ella no me importaba. Lo único que importaba para mí, era él. — carraspeó— Nunca dejé de intentar que él me eligiera por encima de Hae Won.

AMOR POR CATÁLOGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora