CAPÍTULO 11

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Cada día ha sido distinto desde que se habían conocido. Al principio, la vida de Seung Hyun había estado girando alrededor de los problemas, las deudas, y sus interminables empleos. Ahora, solamente tenía una tarea, y a pesar de que le hacia las cosas más fáciles, no podía evitar pensar que era sumamente desgastante.

Esa mañana, luego de llegar al hospital, había pedido a la madre de Young Bae que se marchara. Por lo que había podido hablar por teléfono con su mejor amigo, aún debían encontrar un nuevo departamento.


—¡Papi!— gritó la chiquilla apenas Seung Hyun se acercó a la camilla. Sonriendo, tomó a la niña entre sus brazos mientras se sentaba al borde de la cama.

—Hola, mi amor.— dijo mientras le acariciaba el cabello lentamente— ¿Cómo te sientes?

—¡Muy bien! El doctor vino hace un rato, le dijo a la señora Dong que podía irme.— su pequeña y bella sonrisa entibio el corazón de su padre.

—¡Eso es genial, mi amor!—sonrió— Entonces, empaquemos para poder irnos. — la chiquilla simplemente agitó la cabeza de manera afirmativa. De pronto, escucharon a alguien tocando la puerta, e instantes más tarde vieron a Ji Yong entrando.

—¿Puedo pasar?— murmuró el recién llegado, sonriendo tímidamente.

—Adelante.— atinó a decir el platinado, regresando su atención a su hija, quien parecía encantada con la visita del millonario.

—¡Señor Kwon!— gritó emocionada, soltándose del agarre de su padre justo cuando Ji Yong dejó un par de bolsas sobre la cama, tirándose a sus brazos.

—¡Hola princesa!— dijo mientras la estrechaba entre sus brazos en un agarre firme.— ¡Te traje un obsequio! ¿Te gustan?

—Sí, señor Kwon. — dijo emocionada, ocasionando que su padre frunciera el ceño. Su hija era bastante amigable, sin embargo, apenas y conocía al millonario.

—Llámame Ji Yong, princesa...— pidió con una pequeña sonrisa.

—¡Ji oppa!— chilló, dándole una de esas resplandecientes e ingenuas sonrisas. El aludido simplemente correspondió mientras le acariciaba el cabello— ¿Y qué es?

—Veamos.— comenzó a rebuscar entre las bolsas, sacando unas cuantas cajas con muñecas dentro— ¿Te gustan? No sabía cuál te gustaría más, así que traje algunas...

—¿Puedo elegir? — cuestionó, esperanzada.

—Puedes quedarte con todas, princesa.— Eun Ji se regocijo. Se lanzó de nueva cuenta a los brazos de Ji Yong mientras le daba un beso en la mejilla.

—¡Gracias, Ji oppa! — exclamó— ¡Mira papi, Ji oppa me compró todo esto!— el mayor no hizo otra cosa más que sonreír tensamente, acción que no pasó desapercibida por la niña— ¿Qué pasa papi?— murmuró, cortando inmediatamente todo su regocijo.

—Nada, mi amor.

—Te vez triste.— logrando bajar de la camilla, se acercó a su padre, quién se había alejado para dar espacio a los ojos dos— Si quieres no acepto las muñecas.— miró a Ji Yong— Lo siento Ji oppa, a papi no le gusta que me quede con ellas.

—No, mi amor. — dijo inmediatamente el mayor— No pasa nada. El señor Kwon las trajo para ti.— acercándose a ella, Seung Hyun la cargó fácilmente.

—¿Entonces puedo quedármelas?— ladeó su pequeña cabeza. Seung Hyun simplemente asintió. Segundos después, la niña se excusó para ir al baño, dejándolos solos.

—Gracias por las muñecas. No debiste molestarte.

—No fue una molestia. Es solo un regalo. Tu hija es una buena niña y las merece.— el mayor no hizo otra cosa más que sonreír gentilmente.

AMOR POR CATÁLOGOWhere stories live. Discover now