Cap. I - La Llegada del Fugitivo

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  Luca  

21 años después...

Luca no podía dejarse de preguntar el por qué de toda esta situación, por qué Dios se había encaprichado en cambiar por completo el destino que desde ya hacía muchos años había estado forjando en sus locos y anhelantes sueños. Aunque de cualquier manera, aunque reclamara a la Divinidad; ya él tenía consciencia de que en algún momento todo esto pasaría.

No había dudas en que dejar Islas Benditas para él era algo muy duro, tal vez devastador, no es sencillo dejar atrás el lugar en donde se nace, y mucho menos en su caso ya que allí había pasado los últimos veinte años de su vida, junto a su madre. Luca contemplaba desde hace algún tiempo la posibilidad de que el lugar en donde vivía corriera con un destino así, lo que lo perturbaba era el hecho de que todo estuviera ocurriendo justo en este momento.

El Gobierno del Norte, bajo su despotismo y poder subyugador debía de estar invadiendo cada pequeño rincón del que hace horas atrás era su hogar; era un destino totalmente predecible el que sufría, su final había sido escrito desde el día en que ese régimen absolutista había comenzado a hacer estragos en toda la zona del norte. Islas Benditas era un pequeño reino que había logrado su independencia hacía menos de dieciocho años, cuando se separó definitivamente del yugo de los Bernabé; pero a pesar de su reducido tamaño era un instrumento comercial demasiado importante, debido a que la situación portuaria le favorecía; esa cuantiosa fuente de ingresos era lo que había logrado que un lugar tan pequeño pudiera haber surgido como una nación.

Aunque eso en este momento no tenía ningún valor, todo lo que Luca y los demás habitantes habían tenido que realizar para afrontar las crisis que traía consigo una emancipación habían sido ignoradas, habían quedado en el olvido; porque en estos momentos ya su pequeño feudo debía de pertenecer a otros ideales.

Una lágrima resbaló de sus ojos azules, y se perdió entre el fuerte viento que en estos momentos azotaba el Mar de Melo. Luca y su madre habían tenido que tomar la dura decisión de dejar su reino, y aventurarse en la difícil tarea de emigrar a otro lugar en el cual pudieran continuar una vida «normal», aunque sabían que eso no sería algo fácil.

Pero había algo que les proporcionaba cierta ayuda, Luca y su madre a pesar de pertenecer a un nivel social bastante bajo, tomando en cuenta su situación económica; eran personas que poseían cierto porte diplomático, en especial él, el cual tenía una lacia cabellera castaña que graciosamente caía por su cabeza, bajo las condiciones de un fino corte; y una tez blanca tostada. Todo eso sin acotar su gran perfección física; con todos estos elementos podría hacerse pasar por un miembro de las altas clases monárquicas a cualquier lugar a donde fuera.

Su madre era del mismo modo hermosa, tenía una cabellera un poco alborotada, sus ojos eran del color del caramelo, y al igual que éste, dulces; su piel era de una tonalidad clara, aunque debido al trabajo ya se había tornado tostada; un trabajo que se le sobrevino al momento de tener que criar a un hijo sola, ya que su padre había muerto en las guerras por la emancipación cuando éste era sólo un niño.

Entre Rosas y EspinasWhere stories live. Discover now