Cap. XXX - Vientos de Guerra

1K 81 5
                                    

Eduardo

« Dirigido a, Facundo Grajales.

Te envío esta carta porque creo que eres la única persona en todo el reino que puede hacer verdadera justicia con la información que estoy a punto de darte, información que debe ser entregada inmediatamente al Rey.

Como ya es de conocimiento general, el Príncipe Antonio ha sido acusado de asesinato, secuestro y posible traición al feudo con el Gobierno del Norte; y la presente es para confirmar cada una de esas acusaciones y revelarte aún mucho más.

Antonio Bernabé pactó con el Emperador Sinfuentes la entrega de San Pablo Bernabé hace dos años en Vallencio por medio de un intermediario, el trato era obtener la Unión Central desde el principal feudo de la misma evitando el alto costo de sangre y el bullicio que una guerra traería. Al momento de su coronación el trato estaría cancelado y a cambio el Príncipe obtendría un puesto realmente importante en todos los terrenos centrales, contando con el resguardo del régimen norteño.

Para que el tratado fuese considerado, el Príncipe debía probar su completa lealtad al Emperador, por lo que se le asignó cumplir con el cometido de destruir la reputación de Facundo Grajales, el cual siempre ha sido el más grande enemigo del Emperador Sinfuentes en estos terrenos. Cada una de las cartas encontradas de Facundo para el Gobierno del Norte no fueron más que un simple montaje que sirvió para levantar la sospecha. La noche en la cual Facundo fue encontrado con el cuerpo sin vida del investigador bernabense, minutos antes él se había encontrado con el Príncipe por error, y en una fuerte discusión Antonio terminó asesinándolo, y luego culpando a tu padre Francisco, de todo esto.

Desde ese momento hasta ahora, Antonio simplemente ha sido una pieza fundamental en la forma en cómo el Gobierno del Norte ha estudiado las debilidades de Bernabé, y la manera en cómo ahora que el pacto se ha roto después de todo lo sucedido, va a atacar sin ningún tipo de piedad o consideración.

Si bien la guerra que se avecina es altamente peligrosa, no es menor la ira que Antonio siente por todos y cada uno de los que, indirectamente, le arrebataron lo único que le importaba, el poder. El Rey no debe de salir del Palacio ni encontrarse desprotegido en ningún momento, Bernabé ya no es un lugar seguro ni para él ni para nadie mientras el Príncipe no sea capturado, y mientras eso ocurre muchas cabezas son las que rodarán.

Espero que esta información sirva para acabar de una vez por todas con él, así como él acabó con la posibilidad de que yo fuese finalmente libre y feliz. Entenderás que no puedo darte mi identidad, pero si puedo revelarte que no hay nadie que conozca más todo lo que te he contado que yo, porque estuve justo al lado de él en cada paso que dio.

Espero que puedan encontrar su camino a la salvación.

Mucha suerte.»

La voz de Francisco había callado, estaba afectada, dolida, llena de ira e histeria, pero finalmente había callado, no había más que contar.

―No puedo creerlo, lo que dice esa carta, ¿qué tanto más puedo decepcionarme de todo lo que nunca pensé fuese mi hijo? ―la voz de Eduardo no se encontraba ni un poco mejor que la de su acompañante.

¿Qué tantas cosas más podría enterarse de su propio hijo? Era cierto, había pasado más de una semana en la cual había tenido algo de tiempo para pensar, para tratar de entender todo esto que jamás pensó llegar a vivir, pero aún así, ¿había más que nunca supo de su hijo? No podía creer cómo ese hombre intachable que lo había acompañado en cada momento, ese hijo prodigo que se había convertido en su mano derecha, en su más fiel compañero desde pequeño lo único que hacía era mentirle, engañarlo para traicionar todo lo que él tanto había luchado por dejarle.

Entre Rosas y Espinasحيث تعيش القصص. اكتشف الآن