CAPÍTULO 13

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Ji Yong se había mantenido en completo silencio mientras observaba al joven moreno frente a él, recargado contra un amplio mueble. Suspirando profundamente, se permitió alzarse de la cama e ir al encuentro del más viejo, quien simplemente se quedó allí, impasible, mostrando una tranquilidad que no sentía.

—Tú...— murmuró el rubio— Sabes que no podemos ir en contra del destino. Y tarde o temprano sucede.— admitió— ¿Te has enamorado?

—Ji Yong...— gruñó hondamente mientras apartaba la mirada.

Apenas un par de segundos después, la puerta fue arrancada de sus goznes, volando en decenas de pedazos, permitiendo que las acentuadas sombras del pasillo se desparramaran en el interior, dejando ver solamente un par de esferas color carmín que observan hambrientas cada pequeño movimiento suyo.

Maldiciendo quedamente, Young Bae apenas y pudo parpadear antes de que una robusta silueta saltase sobre ellos y rasgara con afiladas garras la poca piel expuesta que tenían. Alzando la mirada, se encontró con aquellos mismos ojos que había estado pensando, corrompidos en ese momento en una profunda y alucinante locura.

Aquel demoniaco ser lanzó al más joven lejos de sí mismo, centrando su atención en un sorprendido y asustado joven de piel pálida, quien jadeó horrorizado mientras retrocedía de espaldas, tratando inútilmente de alejarse mientras apreciaba la sonrisa torcida que corrompía la expresión del violento ojeroso.

—¿Qué pudo haber visto en ti, sucia rata?— gruñó con voz grave, mientras le acorralaba, acuclillándose después para alcanzar el grácil cuello y tomarlo con un firme y doloroso agarre que consiguió hacerle crujir la tráquea, obligando al joven a emitir un agudo chillido— Ni siquiera mereces el que pelee contigo...— rio— Tan solo debería aplastarte cual insecto.

Mirando con rabia y repulsión a la joven cría, SeungRi chilló furioso mientras permitía que sus afilados y largos colmillos relucieran entre las penumbras, a la vez que hacía crecer sus garras, rasgando la tierna piel pálida, tiñendo de color carmín sus propias manos.

Alzándolo del piso, lo arrojó con tal fuerza hacia una de las paredes que incluso podría decirse que el cerebro de la cría traqueteó dentro de su cráneo, el cual crujió e incluso astillo ante el brutal golpe.

Young Bae sacudió la cabeza repetidas veces mientras se levantaba torpemente y miraba la escena frente a él. Ji Yong yacía casi inconsciente en el piso mientras aquel viejo vástago se alzaba sobre toda su altura y lo miraba con repulsión, apresurándose después a pisar con saña el grácil cuello. Gruñendo profundamente, el moreno se levantó y lanzó contra aquel alto hombre, alejándolo apenas un par de pasos del menor, quien tosía fuertemente y se sostenía a si mismo mientras quedos gemidos doloridos se desprendían de sus labios.

—¡Quita tus sucias garras de mí, bastardo hijo de perra!— le rugió el ojeroso mientras conseguía quitárselo de encima, lanzándolo en contra de los pesados muebles, los cuales destruyó en un estruendoso ruido. Volviendo su atención hacia la cría de cabello rubio, SeungRi escupió asqueado mientras observaba el terror tiñendo aquella clara mirada— ¿Estás asustado?— se burló— Luces asustado, insecto.— abriendo la boca, siseó con odio.

Las lágrimas corrieron a lo largo de las pálidas mejillas de Ji Yong, quien sintió cada terminación nerviosa en su cuerpo entumecida. Entonces lo vio, de alguna forma, vio a Seung Hyun yaciendo inconsciente sobre sábanas de seda negra, con heridas sangrantes a lo largo de todo su cuerpo desnudo.

—¿Qué hiciste?— murmuró sin aliento, sintiendo entonces como el mayor acercaba sus labios hasta su oído, acariciándole con su cálido aliento.

THE DIARY OF A VAMPIRE Where stories live. Discover now