CAPÍTULO 20

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Era una bebé hermosa. Su pequeña pero radiante sonrisa conseguía acelerar los corazones de ambos padres, quienes se sentían dichosos de poder sostener a la pequeña criatura.

Una angelical carcajada acarició los oídos de Ji Yong como el más melodioso de los sonidos mientras miraba con devoción a su pequeña bebé. La niña extendía sus frágiles labios en la más bella de las sonrisas y entrecerraba sus luminosos ojos marrones mientras estrujaba entre su pequeña mano el dedo meñique del peli-plateado.

Alzando el rostro, el joven se encontró con la mirada empañada de su compañero mientras que éste se mantenía en la misma posición desde hacía rato.

—No la mires tanto, podría ponerme celoso...— bromeó el menor consiguiendo que el otro le observara mientras una sonrisa apenada se formaba en sus labios y un muy ligero tono rosado cubría sus mejillas.

—No tendrías por qué. Ocupas parte de mi corazón, al igual que ella.— mencionó luego de acariciar con uno de sus largos dedos el diminuto rostro— Además, se me hace imposible no mirarla. Es una de las cosas más hermosas que he visto en mi vida.

—¿Sabes? Aunque desde hace pocos días la he tenido entre mis brazos, sé que no podría vivir sin ella.— acurrucó a la bebé aún más entre sus brazos, notando como ésta le miraba directamente, como si entendiera lo que estaba diciendo—Es una sensación tan difícil de describir la que siento en este momento.

—Lo sé.— sonrió suavemente— La primera vez que sostuve a mis hijos, me sentí de la misma forma. Sentía que no podría haber cosa más bella, sin embargo, siendo en esos momentos el líder del clan, no podía darme el lujo de debilitarme, es por eso que los mantuve alejados lo suficiente como para que todos pensaran que no me importaban.

—Sin embargo, una de tus crías consiguió acercarse.— mencionó con cautela, sabiendo que el tema de la hija asesinada del mayor, era un tema espinoso.

—Eun Ji derribó mis barreras. Ella dejó de ser mi hija, y se convirtió en el remplazo de mi madre.— sin proponérselo, una lágrima de deslizó por su mejilla— Ella logró ver partes de mí, que nadie conocía. Con ella todo era sencillo de explicar porque era como si pudiese leerme. Me conocía incluso mejor que yo mismo. Y a pesar de todo, no pude protegerla, al igual que no pude proteger a mi madre. Murió sin que yo pudiera hacer algo.

—Lo siento, de verdad...— el mayor negó.

—No tienes nada que ver en esto, y no tienes porqué sentirlo.— acunó en su amplia palma la pálida mejilla del joven de sangre fría— No has sido tú.

—Aun así, siento todo lo que has vivido por culpa de una persona que se dejó engañar y se vio cegada por un falso y podrido amor que no la llevó a ningún lado más que a su propio fin.

—Soo Joo fue quién nos traicionó, pero sin ser consciente. Ella perseguía lo que muchos perseguimos sin descanso. Y pocos somos afortunados de encontrar.

Esa iridiscente mirada del más joven, le miró apenada, mientras sus labios se arqueaban en una suave sonrisa. Acercándose lo suficiente, Seung Hyun sostuvo en su palma el fino mentón mientras se acercaba con cautela y capturaba esos hermosos y esponjosos labios que tan adictivos se sabían. Delineó con su lengua las sedosas almohadillas rosadas e irrumpió entre ellas, yendo al encuentro de una pasional batalla sin cuartel de la que bebieron con impaciencia, demostrándose lo mucho que se amaban.

Un suave toque en la puerta consiguió sacarlos de su trance. Con ojos cerrados, el mayor se separó lo suficiente, escuchando con su desarrollado oído la rápida respiración de su compañero y sintiendo de alguna manera el regocijo de su pequeña cría ante la escena.

THE DIARY OF A VAMPIRE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora