Capítulo 13

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Mi respiración, agitada.

Mi pulso, acelerado.

Mis piernas, temblaban.

Mi boca, reseca.

Mi mente, paralizada.

Blenti estaba llorando.

Era su llanto, era su mirada entristecida.

Eran sus ojos humedecidos, eran sus manos y pies frágiles.

Era la mirada de Olivia, era la mirada de Dylan, era mi mirada.

La mirada de mi padre, la mirada de mi madre.

Era mi hermano.

¿Cómo era posible? El accidente.

El accidente de hace dos años.

Todos salimos lastimados por un ciervo que se atravesó en el camino.

Todos salimos destrozados por la muerte de Blenti.

Todos...lloramos sin consuelo por la muerte de Blenti.

Me llevé las manos a la boca, sintiendo un horrible malestar.

Dios, lo había olvidado.

En mi mente pasaban imágenes del accidente, la recuperación y el entierro de mi hermano.

Era como si estuviera despertando en la realidad que no recordaba. En la realidad que se había ido sin motivos.

Caminé hacía él, y en cuanto vio que me acercaba, se bajó de la silla y corrió hacia mí, con desesperación, como si lo necesitara.

Cómo si lo hubiera querido hacer hace años.

Lo alcé en mis brazos y lo abracé con fuerza.

No podía dejar de llorar.

Estaba frío, y no respiraba.

Su rostro pálido se acunó en el hueco de mi cuello, helándome la piel y sus piernas se aferraron a mi cintura, como un koala bebé.

No sabía que decirle. No tenía palabras.

Simplemente el llanto entre los dos lo decía todo.

—¡Angélica, ya estoy en casa!

El grito de mi madre no nos separó.

Me aferré con más fuerza a él, con miedo a que se fuera. Con miedo a que no volviera jamás, con miedo a perderlo una vez más.

La puerta de mi habitación se abrió y me volteé, aturdida.

—¿Se puede saber ahora por qué lloras? —preguntó mamá, cruzándose de brazos.

Blenti la miró entre lágrimas y rompió en llanto una vez más.

—No me ve. —me susurró al oido.

—¿Lo ves conmigo? —le pregunté a ella, con un hilo de voz.

Mi madre abrió los ojos de par en par, recorriendo la habitación con la mirada.

—¿De qué hablas?¿Otra vez viste algún fantasma o algo parecido? No tienes que comentarme ese tipo de cosas a mí, sino al psicólogo Duran.

Cerré los ojos con fuerza, destrozada por el llanto de Blenti.

—Tengo a Blenti en brazos, mamá. Te acuerdas de él ¿verdad? ¿Te acuerdas del accidente de hace dos años? Está aquí, conmigo.

Tragó con fuerza y me miró como si estuviera loca.

No te olvides de Angélica.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora