Capítulo 15

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 Las estrellas observaban nuestra angustia y hasta podía oírlas decir que nada de esto seria fácil, que para recuperar lo perdido había que luchar, porque la felicidad jamás había sido gratis.

Extrañaba el ayer, y odiaba el hoy  como nunca. Extrañaba a mi mamá, a mi papá, y al resto de mis hermanos.

No caía en la cuenta que ya no podía hacer nada para recuperarlos, pero una parte de mí rogaba que continuara intentando, que nada estaba perdido, que había una solución para todo.

Sin duda le haría caso a esa pequeña esperanza que me hacía continuar de pie junto a mi pequeño hermano.

¿Quién diría que la más mínima esperanza podría hacer mantener vivo a uno?

—¿Por qué nadie recuerda la muerte de Blenti? —quise saber, aprovechando que Robert lo tenía en brazos entreteniéndolo y le arrancaba carcajadas que me hacían bien al alma.

—Blenti murió por desgracia  antes de tiempo—contestó Ethan—, y como toda alma en pena se quedó en la tierra. Es un ángel aún recién nacido, y hay pocos como él. Quizás sea designado a una niña o a un niño de su edad.

Lo último que dijo me hizo estremecer. No permitiría que lo arrebataran de mi lado.

—No quiero que lo alejen de mí, eso no va a pasar.

—Me duele en el alma decirte que nosotros no decidimos que hacer con nuestras vidas y con la de nuestros cercanos. Si pudieramos hacerlo ¿crees que estaríamos aquí?

La voz de Ethan se partió al final de sus palabras, y se frotó el rostro, evadiendo las lágrimas.

Me acerqué a él y lo abracé con fuerza, y se aferró de una manera que me hizo comprender que aquel mínimo afecto lo necesitaba al igual que yo.

El dolor era por el mismo motivo, habíamos perdido a los que amábamos, en un abrir y cerrar de ojos.

—Te juro que ya no sé cómo seguir —confesó, con rencor—.Me preparé durante años para este momento, me hice la cabeza para que doliera menos, pero ahora duele más que nunca. No te das una idea de lo que necesito a mi familia.

Tomé su rostro, obligándolo a que me mirara.

—¿Lo sabías desde antes? —mi voz subió a una octava, haciendo que Robert y mi hermano se detuvieran en seco.

—Es un tema muy largo de explicar.

Me aparté de él y lo miré, escandalizada.

—¡Me lo explicaras de todas formas, tenemos el tiempo del mundo! —grité, irónica.

Se llevó las manos a las caderas y apretó los labios, fulminándome con la mirada.

—¡No seas chiquilina, este no es un buen momento para dar explicaciones!

—¿No es un buen momento?¡Acabamos de desaparecer ante todos!¡Es un muy buen momento para dejar las cosas en claro!

—¡Pégale una patada Angélica! —gritó Blenti.

—¡Usted cierre la boca! —espetó Ethan.

Robert lo bajó al suelo tras sus sacudidas y Blenti, corriendo a toda velocidad y con una cara terrible de enojo, le propinó una patada en el talón.

Como era de esperarse, Ethan fingió que le dolió y cayó al suelo, chillando con exageración de más.

—¡Oh por favor no me hagas daño! —gritaba ahora, usando sus lágrimas a su favor para su acto.

No te olvides de Angélica.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora